miércoles, 8 de abril de 2015

EN DIRECCIÓN AL CORAZÓN DE AUSTRALIA

Por si no os habíais fijado todavía, el fondo de pantalla del blog es del desierto, concretamente de la famosa roca llamada Uluru. Así que me dije que tenía que visitar el desierto porque si elegí esa foto en su momento fue por algo.

Para llegar hasta el centro de Australia se tienen unas cuantas posibilidades: en avión, en coche o en tren. Yo me decidí por el coche, básicamente porque tenía ganas de realmente saber lo lejos que está y darme cuenta de las distancias en Australia es algo único (inmenso país!). Además que en coche puedes pararte donde quieras y visitar cosas por el camino, mientras que en avión sobrevuelas y en unas dos horas has llegado y no tienes la sensación de haber cruzado toda una mitad de Australia. Observar como el paisaje cambia es también toda una experiencia; los colores empiezan a ser anaranjados y rojizos, los árboles pierden su fuerza y son reemplazados por pequeños matojos, las aves dan círculos alrededor de la carne de algún animal muerto… y el viento sopla. No es un viento cualquiera, es poderoso y, aunque no os lo creáis, frío. Fue mi primera sorpresa al hacer una parada para tomar algunas fotos del nuevo paisaje. Tuve que ponerme un jersey y la razón es que el viento viene de la Antártida. Qué locura, verdad? He aprendido que aunque denominamos desierto a bastantes lugares del mundo, todos y cada uno de ellos son diferentes. Y el Outback (o desierto) australiano tiene esta característica, algo que, otra vez, lo hace único. Pero mis sentimientos hacia el paisaje desértico no cambian, permanecen: el desierto tiene una calma y una tranquilidad que es difícil de encontrar. Requiere supervivencia y darte cuenta que debes vigilar sobre agua, crema solar,gasolina etc. Porque él no te ayudará, observará silencioso y dejará que sus arenas sigan moviéndose formando las dunas sobre las que te has atrevido a aventurarte. Aunque hoy en día es muy diferente de algunos años atrás porque cada dos por tres te encuentras estaciones de descanso con agua potable e información sobre cómo continuar el viaje. También se tiene que tener mucho cuidado con la gasolina y tener suficiente para llegar a tu próximo destino y sobretodo llevar siempre un bidón de gasolina por si acaso.
Mi primera foto en el desierto! 

Road train

The half-kilometre train... endless!

Salt lake; eso es porque antes el océano cubría gran parte de lo que hoy en día es desierto

Detrás del road train te sientes muy pequeño...
Hecha esta introducción os explico cómo llegué a mi primera destinación: Uluru and Kata-Tjuta National Park. Mirando en Gumtree encontré a Tony que empezaba a trabajar como guía turístico alrededor de Uluru y por eso hacía la carretera de Adelaide hasta el desierto. Puedo aseguraos que el trayecto fue como una especie de meditación para mí, como que son muchas las horas que pasas dentro del coche tienes tiempo para pensar en todo y más. Y como que la carretera es infinitamente recta pues pude escribir en mi diario sin marearme. Tardamos tres días hasta llegar a Uluru. Entremedio dormíamos en hoteles porque como que empezaba a trabajar como guía turístico tenía la acomodación pagada (y yo entonces también!). 
Primera noche en dirección desierto; atardecer en Port Augusta. 
La parada más remarcable que hicimos fue Coober Pedy, un pueblo minero muy famoso por sus minas de ópalo. La gente va allí con un pequeño martillo y empieza a excavar milímetro a milímetro con la esperanza de encontrar este mineral. La característica principal de Coober Pedy es que hay algunas casas construidas bajo el suelo porque los habitantes mientras excavaban iban formando sus casas al mismo tiempo. Muy interesante! En este sitio dormí en una habitación que estaba underground. Cuando ves como son al principio tienes la tentación de empezar a golpear la pared para comprobar que realmente es roca y no plástico porque los colores parecen artificiales con sus distintos tonos naranjas y blancos. Otro hecho que encuentras a medida que te adentras en el desierto es que el nombre de aborígenes australianos crece. He notado que todas las ciudades del desierto tienen este tono curioso: reciben muchos turistas pero de alguna manera hay un ambiente bastante desolador a lo largo de sus calles. Sabes que las pequeñas tiendecitas se abastecen de lo que tienen gracias a los enormes road trains (camiones larguísimos) o de los trenes. Yo a los road trains los llamo “red monsters” porque por la noche encienden sus luces rojas y el ruido que hacen parece realmente un ser vivo que viene para comerte. Son bastante impresionantes realmente.
De camino a Coober Pedy paramos en Woomera, una ciudad que es base militar y des de la cual enviaban misiles al desierto para comprobar que funcionaban. 

Restos de misiles lanzados y luego recogidos. 

Nuestra habitación underground en Coober Pedy. 

Coober Pedy

Habitación de un minero

La ciudad del ópalo
La noche siguiente dormimos en un motel que tenía una piscina y después de haber estado unas horas sentada en el coche necesitaba un poco de movimiento así que fui a darme un largo baño.
Cruzando la frontera entre el estado de South Australia y Northern Territory

Bienvenidos al Northern Territory! 

Mount Conner

El domingo 29 de marzo llegamos al Ayers Rock Resort. Sólo oír la palabra “resort” me entra cierto repelús pero alrededor de Uluru y Kata Tjuta es lo único que hay para pasar la noche. Para entendernos es como un Disneyland: tienes de todo en medio de la nada. Curiosa combinación… Así que puedes disfrutar de todos tus caprichos pagando hasta que te quedas sin blanca. Después de despedirme de Tony me fui hacia el campground y puse mi tienda de campaña. Mientras la estaba montando un hombre se me acercó y me dijo “Happy day of the palm!”. Ya no me acordaba que era domingo santo! Viajando pierdes totalmente la cuenta de los “public holidays”. Me dio una cruz hecha de palma y me la puse a la entrada de la tienda.
Mi humilde casita!
Mi plan era esperar hasta que viniera Maxime, otro chico que había contactado en Gumtree y con el que seguiría mi road trip. Al principio estaba un poco asustada porque no sé cuántos días tendría que esperar y como que necesitas coche para visitar Uluru y Kata Tjuta pensaba que quizás me quedaría con los brazos cruzados sin hacer nada durante unos días. Pero otra vez la magia del desierto se dejó ver y cada día, de una manera u otra, conocí a gente majísima que me llevaron con ellos a ver el parque nacional y a compartir caminatas. Así que he visto estas grandes formaciones rocosas des de distintos puntos de vista. Durante mi estancia allí también he coleccionado atardeceres y salidas del sol. Te recomendaban acabar las caminatas a las 11 porque a partir de esta hora el calor se hace bastante sofocante.
Tal y como iba diciendo, después de montar la tienda conocí a una pareja de jóvenes, una australiana y un alemán que estaban montando la tienda a mi lado. Se dieron cuenta que les faltaban las picas y como que a mí me sobraban les di algunas. Al día siguiente al despertarme me dijeron que ellos iban a Kata Tjuta y si quería unirme a ellos. Primer lift! Les dije que sí y me preparé rápidamente. El Mount Olgas o kata Tjuta significa “múltiples cabezas” porque las montañas que forman las rocas parecen cabezas que salen al exterior. Caminamos durante unas horas maravillándonos del paisaje. Al llegar a uno de los lookout había una familia hablando castellano así que me acerqué y empezamos a hablar. Muy majos! Resultó que tenían la tienda al lado de la mía así que nos despedimos con un “hasta luego!” Cuando volvimos al campground la pareja continuaba su viaje y yo escribí, leí y me bañé en la piscina.
Empezando a tantear el terreno...

Here I am!

Más tarde me encontré otra vez con la familia española, cenamos juntos e intentamos arreglar España des de Australia. La mañana siguiente fui con ellos a Uluru e hicimos dos pequeñas caminatas. 
La familia española en Uluru. 

Esa misma tarde conocí a un hombre mexicano que actualmente vive en Geelong (cerca de Melbourne) y me invitó la mañana siguiente a llevarme en coche hasta el lugar donde se ve el sunrise. Así que a las 5:45 me llamó a la tienda para partir. Su hobbie es la fotografía y cuando llegamos puso su cámara para inmortalizar como el sol va tiñendo Uluru de rojo. Creo que no hay mejor manera de empezar el día porque la luz del sol se convierte en energía y  alimento para un alma que se acaba de despertar y que aun tiene todo un día por delante. A continuación hicimos la caminata que rodea todo Uluru y nos llevó unas cuatro horas en total. Aprendí a ver Uluru a través de los ojos de un fotógrafo y a hacer cuadros del entorno. Al llegar otra vez al campground (habíamos hecho tantas cosas y eran tan sólo las once de la mañana!) tuvimos una tarde de relax. Por la noche, sorpresa!, conocí a unos catalanes. Eran una pareja con la familia de él. Más tarde fui a ver las estrellas con la pareja.
Un nuevo día empieza...

Haciendo la caminata y descubriendo las formas de la superficie de Uluru, ¿no os parece un pulmón? 
En el resort se hacía una muestra de danzas aborígenes. Básicamente se trata de imitar distintos animales. Por supuesto, una foto con los bailarines! 

Esa misma tarde conocí a una familia de Polonia. Tenían un niño de dos años que se llamaba Kuba así que después de cenar fuimos a jugar al parque. Fue muy interesante conocerlos porque tienen mucha energía e ilusión. Quedamos para la mañana siguiente ir a caminar. Adam, el marido, se ofreció para quedarse con el niño y así Anita y yo podíamos hacer una caminata. Al salir de mi tienda a las 6:45 lo primero que me llamó la atención fue el rojo del cielo. Estaba siendo testigo de un amanecer lleno de fuerza. Desayuné mirando el espectáculo de colores y pensé ¿qué día somos hoy? 2 de abril, fue la respuesta. El cumpleaños de mi papa! Cogí el móvil y fotografié el amanecer confiando que el desierto, a su manera, quería dar un regalo a distancia a mi padre, recordarle que el sol se ve antes en Uluru que en Olot pero que la luz sigue siendo la misma. 
Muchas felicidades!

Después de desayunar me encontré con la familia polaca y cogimos el coche hasta Kata Tjuta. El tiempo era perfecto, un poco de nubes, un viento poderoso que soplaba y algunas gotas de lluvia. Durante esa caminata aprendí a sentir la roca bajo mi mano. Al pasar mi mano sobre la superficie rocosa es como si sintieras el latido de toda la formación. A partir de entonces, cada vez que la veía  a lo lejos tenía ganas de tocar la roca. Cuando llegamos al campground justo Maxime llegaba también. Durante su trayecto hasta allí se había encontrado con dos chicas y un chico franceses que viajaban juntos así que al final resultamos ser un grupo bastante grande! Todas muy buenas personas! Esa noche, para celebrar el encuentro, hicimos una barbacoa.
Fusionándome en la roca

Mis días “sola” en el desierto habían llegado a su fin. Me pregunto… ¿“sola”? Para nada. Cada día me iba a dormir pensando que al día siguiente me levantaría y una nueva circunstancia del destino me pondría en contacto con personas maravillosas que abrirían su corazón hacia mí y compartiríamos experiencias en el desierto. Quizás todo sea cuestión de dejarte abrazar por la magia que se respira en el aire seco, entender que lo que creemos que es un paisaje inhóspito a veces tiene mucho más que ofrecer que cualquier otro lugar lleno de actividad humana. Es una sensación difícil de explicar esta seguridad de sentir dentro de ti que cada día algo pasará que te hará sonreír y pensar que hay algo especial en el aire que respiras. Las gracias a todas las personas que han pasado tiempo conmigo durante estos días se me quedan cortas, es mucho más que eso. Es como reconocer almas afines, unos hilos que existen des de siempre y que sólo necesitan un leve temblor para que sus extremos se unan. Y por otra parte también he tenido mucho tiempo para escribir en mi diario que compré hace un mes y que ya se está acabando! Las palabras lo consumen como el fuego a la madera.

El sol no quiere desaparecer, sus rayos se convierten en brazos que intentan agarrarse allí donde pueden. De alguna manera lo consigue: queda inmortalizado en las fotografías y en las miradas y corazones de la gente que lo observa. Pero, sin remedio, su luz directa se desvanece y, para demostrarnos que nunca se va del todo, nos deja su reflejo en forma de luna. 


Aviones; las cometas del día. 



5 comentarios:

  1. Parecen antagonistas pero en el fondo hacen parte de la misma moneda, cara y cruz, Yin y Yang: el dejarse llevar y el crear una vida. Se palpan las dos realidades plasmadas en utu relato. Un equilibrio. Seguramente te das cuenta. Crear activamente y estar atento al cada dia que nos lleva. Alquimia pura.
    Por cierto los opales siempre ha sido para mi losminerales mas afascinantes. Tienen unos colores mas alla de los colores, es un espectro tridimensional indescriptible, màgico. Que ilusion dormir rodeado de ellos. Tambien el desierto frio, parece tambien un antagonismo pero no lo es. Igual como el desierto no esta desierto. Gracias para compartir y trasmitir tan bien estas sensaciones

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  2. tia! quina por aquests trens...!! deixar-se emportar x la màgia... ;)

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  3. T'anava a escriure i he vist una frase a la paret, un d'aquells infinits regals que em feu en forma de paraules i sabiesa: un viatge es medeix en amics, no en km. I bé, el teu viatge es pot medir tant en km com en persones que se t'acosten al camí, i és immens! Tant com la teva ànima aventurera. Un petonàs princesa!

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  4. Qué sorpresa! No he descubierto tu último blog hasta ahora! Me ha encantado, como siempre. la habitación de ópalo es como de cuento, increíble. Y la gente que te acompaña y te encuentras en el camino, una bendición del universo. Aprovéchalo. Te quiero :)<3<3<3<3

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  5. Hola Iris,
    Fa força dies que llegeixo el teu bloc ..... i que intento escriure algunes lletres ..... però no ho aconsegueixo perquè no em surten les paraules (ja saps que sóc home de números) i perquè quedo estorat de tanta bellesa i tantes experiències que estàs vivint.
    Quina enveja!
    Et seguiré acompanynt en aquesta fantàstic aventura.
    Segueix endavant!
    Una abraçada

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