viernes, 26 de diciembre de 2014

Wwoofing Lisarow; post 3

He pasado mis últimos cuatro días como wwoofer en Lisarow. Qué puedo extraer de esta experiencia? Muchas ganas de continuar viviendo Australia wwoofing. Estoy acostumbrada a las despedidas que luego me llevan de regreso a casa, pero aquí significan que el viaje continúa con nuevas vivencias que me esperan a cada paso que hago. Aún así estos últimos días no he parado de tener momentos en los que la emoción me abrazaba casi por sorpresa y pequeñas lágrimas inundaban mis ojos. Y es que he compartido con ellos muchísimos momentos intensos concentrados en pocos días. A veces me sorprendo a mí misma que haya pasado tan sólo veinte días con ellos, en realidad me estoy dando cuenta que estoy perdiendo la capacidad de distinguir entre largo o corto periodo de tiempo. Dos semanas durante el curso escolar se hacen largas, pero aquí, como que hago algo diferente cada día, transcurren en un abrir y cerrar de ojos.
Aunque el final de esta estancia con la familia en Lisarow ya se acercaba a su final, he podido vivir muchas cosas nuevas.
El viernes fuimos al shopping centre porque tienen como tradición hacerse una foto con Santa Claus. Debo decir que encuentro que es un poco excesivo pagar 20 dólares por una fotografía así cuando puedes hacer lo mismo en casa, el papa disfrazado de Santa Claus y ale, ya tienes tu foto para cada año. Pero la verdad es que aquí la gente va con mucha ilusión…
El sábado volvimos a hacer snorkelling y fue mucho mejor que la última vez. Se podían ver más pececitos (incluso una medusa de color azul intenso bastante grande).
El domingo me gustó especialmente porque los niños, al haber empezado vacaciones de Navidad, estaban por casa así que toda la familia se puso a trabajar conjuntamente para ordenar la casa. Una atmosfera muy agradable de trabajo. El padre se puso verdaderamente como un militar dando órdenes aquí y allá. Yo tuve la suerte de poder trabajar con uno de los niños, Tom, con quien tuve fantásticas y divertidas conversaciones mientras reuníamos todos los trozos de madera y los ordenábamos. Nos ganamos un agradable baño en la piscina. Disfrutamos un montón, yo enseñándoles juegos y ellos a mí. Por la tarde hicimos varios pasteles para el día siguiente (cumpleaños de Harry), entre ellos un Applecake que estaba buenísimo.
Trabajar tiene sus recompensas. Un lizard en el jardín! 

El lunes compartí con ellos el décimo aniversario de Harry, el más pequeño de todos. Me acuerdo cuando yo cumplí diez años, estaba tan ilusionada; por fin podía usar todos los dedos de mis dos manos para indicar cuántos años tenía! Hice una banderola que decía “Happy Christmas Harry” y le di piruletas que me había traído de Olot. Sus padres le regalaron un set de snorkel y un neopreno. Dos amigos suyos vinieron y estuvieron jugando en la piscina. Finalmente llegó la hora del pastel. No sé si las fotos habrán sabido capturar la verdadera felicidad que desprendía su rostro. No hay palabras para describirlo, tan sólo emociones. Al final del día, antes de ir a dormir, fue a abrazar a su madre y le dijo “I had a wonderful day, mum, thank you.”
Pastel! Representa una pelota de Baseball. Como que Michelle tiene poca paciencia, me dejó a mí la tarea de escribir "Harry" y el número "10".

3,2,1... A soplar! Y no te olvides del deseo...

Cortando el pastel

Aproveché este día para empezar a repartir mi “Quadern de Viatge” y que pudieran escribir en él. Yo les dejé una larga carta en su “wwoofer book”. Mi wwoof book también ha llenado la primera ficha de un host! Bonitos recuerdos que quedaran para siempre inmortalizados.
Martes, último día. Era 23 y al día siguiente se iban hacia Brisbane a las siete de la mañana. Como que no querían llevarse todos los regalos para luego tener que volverlos a traer, los abrieron el 23. Los niños estaban muy ansiosos por abrirlos pero tuvieron que esperar hasta las cinco de la tarde a que su padre volviera de algunos meetings que tenía. Cuando por fin llegó la hora me di cuenta que yo tenía un regalo bajo el árbol. Sonará estúpido pero me emocioné bastante interiormente (intenté que no saliera porque creo que hubiera quedado un poco silly…) Me regalaron el sombrero y la camiseta que había estado llevando durante mis horas de trabajo con ellos y un sobre con pocket Money. Greg regaló un precioso vestido a Michelle que se lo puso al instante. Qué raro era verla con un vestido, acostumbrada a verla con su ropa de granjera australiana! Este también fue el día de ordenar a fondo mi habitación quitando telarañas, limpiando cristales y pasando la aspiradora. Por la noche, durante la cena fue muy especial porque me colocaron en su lista de wwoofers favoritos. Tom incluso me dio la primera posición! Para los otros soy la segunda porque la primera la ocupan una pareja que pasó con ellos siete semanas! Y no me extraña… Es increíble la seguridad que la vida te va regalando a base de estas experiencias que te muestran como las personas te acogen y te hacen sentir en casa aún y estar a quilómetros de ella. Después de cenar, los niños, con ojos grandes, me preguntaron si quería hacer un último baño, esta vez nocturno. No pude rechazar la oferta. Con unos aros que había traído Santa Claus que se tiran al agua y pasas entre ellos, estuvimos casi una hora haciendo acrobacias bajo el agua y competiciones de todo tipo, hasta que los padres indicaron que era sleeping time para los pequeños. Disfruté mucho durante el tiempo que estuvimos jugando en la piscina, una buena manera de “despedirnos” y tener un último recuerdo con los chicos.
Fotografía con los chicos. Un poco borrosa... pero bueno ya se nos reconoce. 

No podía irme de esta casa sin sacar una foto familiar de ellos. Michelle estrenando ya su vestido de flores. 
Llegó el 24 y como supongo que pasa en todas las familias, no marcharon a las siete en punto, sino a las siete bastante pasadas. Con un coche lleno hasta los topes se despidieron de mí, invitándome a pasar otra vez por su casa al final de mi viaje. Al ver que su coche se alejaba las lágrimas vinieron a mí, pero esta vez dejé que fluyeran. Adiós, espero que un “ hasta pronto”, y mi viaje continúa.
Durante la mañana estuve haciendo todas las tareas que me habían dicho que hiciera hasta que a las dos me vino a buscar Emilia, la vecina. Fue entrar en su casa y sentirme ya acogida. Me han dado unas instrucciones muy claras “don’t work, you are our guest here” Pero creo que me estoy portando bastante mal porque les ayudo en todo lo que puedo. Creo que es lo mínimo que puedo hacer. Como que tienen raíces italianas reconozco en sus tradiciones algunos rasgos muy mediterráneos por ejemplo sentarse en familia a la mesa y compartir las comidas conjuntamente, cosa que en la otra casa no pasaba.
Aquí se celebra la gran comida de Navidad el 25, no el 24. El 25 a las seis de la mañana empecé a oír pasos agitados de niños con ganas inmensas de abrir regalos. Hmm.. no sé si es un horario muy normal para australianos, yo por supuesto nunca me hubiera levantado a las seis por propio pie sin despertador ni siquiera en un día tan especial como Navidad. También bajo este árbol tuve regalos: otro sombrero (que me gusta más a decir verdad), una toalla pequeña de las que se secan tan rápido y un colgante africano. Ayudé a Emilia a preparar todos los platos y la mesa.  Seguidamente fueron a misa y yo me quedé en casa para prepararme. Como ya se sabe normalmente una se viste un poco más mona para Navidad, pero yo estoy aquí como backpacker y la verdad es que no tengo ropa muy elegante dentro de mi mochila… Así que tuve que improvisar un poco. Creo que el colgante fue el que puso el toque final.


Look de Navidad de una backpacker. Se aprecia el colgante? ^^ 

Mesa parada

Nombre para cada uno de los invitados. Me encontráis a mí? ;) 

Un poco de antipasto para empezar

Jamón caramelizado con miel

Pequeñas ensaladas para picar

Postre tradicional de Nápoles
No sabéis lo afortunada que me he sentido estas Navidades pudiéndolas compartir en una atmosfera familiar que me ha trasladado en muchos momentos hasta Cataluña y Alemania, junto a mi familia. No hubiera sido lo mismo sin Michelle, Greg, Tom, Harry, Ben, James, Emilia, Andrew… No sólo me han dado un sitio donde pasar la noche y comida, sino que han compartido realmente la esencia mágica que se respira en Navidad conmigo. Debo ser sincera, tenía un poco de miedo sobre cómo serían estas Navidades al ser las primeras que estoy lejos de los míos, pero en ningún momento he tenido la sensación de estar sola o abandonada en la otra punta del mundo. Al contrario, me he sentido abrazada por el cálido aroma de las Navidades australianas.



miércoles, 24 de diciembre de 2014

Cuatro postales de Navidad

Cuatro postales de Navidad salen hoy de mí para repartirse entre todas las personas que de una manera u otra me han acompañado y me están acompañando durante este viaje  (el viaje se puede entender como un “a lo largo de mi vida”).
Algunas de las postales viajarán muchos quilómetros; espero que no se extravíen. Así que, avisadme cuando lleguen!

La primera carta es perd entre els seus propis cercles voltant pels aires; és un trajecte llarg i la seva destinació és petita però no per això menys important. Suaument es deixa caure sobre terra catalana, Olot, el meu port, allà on he crescut i on les meves amistats hi són arrelades. Les lletres de la carta arriben també a Barcelona, capital on he viscut grans moments amb les persones que més estimo. La carta continua el seu vol cap a la costa, Blanes, la ciutat on he passat emocions intenses, lloc on han viscut els meus avis i amb il·lusió passàvem una o dues setmanes durant els estius quan érem petits. Alguns missatges de la carta s’escapen per uns instants a Canyelles, la cala que es troba al costat de Blanes, la que, indirectament, féu possible que els meus pares es coneguessin i es creessin unes amistats que estic segura que seguiran generació rere generació. Segueix cap a Mataró, amb oncles i cosins esperant-la amb il·lusió.
A totes les persones disperses per Catalunya que formeu part de mi; Bon Nadal i Feliç Any Nou.

La segunda carta sigue a la primera en todo su trayecto, las mismas curvas, sobrevolando los mismos paisajes, pero al final de su camino se desvía hacia la izquierda para llegar a Madrid, donde se encuentra parte de mi familia que aunque no veo mucho quiero que sepan que los recuerdo y que estan presentes. La carta se permite el lujo de visitar Villamartín, ciudad natal de mi abuelo y de la cual guardo grandes recuerdos al visitar junto a él sus calles y rememorar sus días de niñez. Me pregunto si esta carta tendrá suficientes alas para encontrarte, yayo, dondequiera que estés, para que así yo pueda entregártela en mano. Porque aunque éstas sean las primeras Navidades en las que físicamente  no estarás  entre nosotros, estoy segura que tu esencia será mucho más cercana de lo que podamos imaginar.
A todas las personas dispersas por España que formáis parte de mí; Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo.

Die dritte Karte hat kein so langer Weg. Sie stoppt in Deutschland, bei mein anderer Teil der Familie an dem ich viel zu danken hab während diese Reise. Auch wen ich meine Zeit bis jetzt in Spanien verbringt habe, will ich das ihr wisst das ich dank zu euch viele Geschenke gekriegt habe: eine neue Sprache, eine andere Weltsicht, mehrere Reisen ausserhalb Spanien, keine Angst um alleine diese grosse Reise zu machen. Ihr seid sehr wichtig für mich und ich will jetzt meine Sprachkenntnisse verbessern um vielleicht in eine Zukunft mehr bei Euch zu sein.
Für euch alle in Deutschland die ihr ein Teil von mir seid: Frohe Weinachten und ein Gutes Neues Jahr.

The fourth card stays next from where I am now tipping this post. I want it to arrive to all the people I have met until now in Australia, who are making this trip become very special and encourage me to keep going the way I am. Thank you for all your help and advices.

For all the ozzie mates who are becoming a part of how I will be in the future: Merry Christmas and a Happy New Year. 
Árbol de Navidad de mi familia wwoofer, con unos agradables 25 º al exterior. 

lunes, 22 de diciembre de 2014

Proximamente...

Han pasado ya un poco más de dos semanas des de que llegué aquí a Lisarow. Este jueves también fue el día 18; y por lo tanto un mes exacto desde que mi aventura australiana empezó. Y sí, el tiempo pasa demasiado rápido… qué miedo! Os explicaré un poco todo lo que he programado de ahora en adelante. Tal y como explico en el post anterior al ultimo, el 23 voy a ir a casa de la vecina y me quedaré allí una semana, es decir que pasaré las navidades en su casa. Tengo la sensación que aprenderé a hacer un montón de pasteles porque es una excelente cocinera que le encanta lo dulce!  Su marido es periodista y tiene dos niños pequeños (por lo que he visto hasta ahora las niñas en Australia no abundan… todo son niños!) Aquí me quedaré hasta el 31 de diciembre, día en el que cogeré el tren hasta Katoomba, una localidad que está al lado del parque nacional de las Blue Mountains. Allí me encontraré con Elsa (la amiga que hice durante conservation volunteers) y celebraremos a nuestra manera el fin de año. Intentaré que no falten las uvas y así seguir con la tradición. El uno de enero de 2015 (qué raro que se me hace escribir 2015, tan acostumbrada al 2014…) tenemos la idea de empezar a descubrir estas increíbles montañas caminando sobre ellas. Nos quedaremos cinco noches más en el hostel, para así poder hacer una excursión diferente cada día que nos lleve por las distintas maravillas de este parque natural. Me parece que es una buena manera de empezar el año nuevo, no? 
Fotografia del parque nacional de Blue Mountains. Las tres rocas se conocen bajo el nombre "the three sisters"
Seguidamente el cinco de enero cogeré un avión que me llevará hasta Tasmania, la pequeña isla que pertenece a Australia y que casi la mitad de su superficie es parque natural. Allí estaré trabajando en un hotel, en el sur de la isla, también a cambio de comida y alojamiento. En este caso he encontrado este sitio con ayuda de la página web Helpx y así voy variando un poco. Tasmania es la región de Australia con más historia y edificios antiguos que aún se conservan. Una atracción turística bastante visitada y donde también me gustaría ir es Port Arthur. Antiguamente era una prisión y era conocido como “hell-on-earth”. Hoy en día hay museos relacionados con la historia australiana y me puede ir bien para hacer un poco de cultura. El hotel donde trabajaré no está lejos de este sitio y da la casualidad que una de las encargadas es de Tenerife. Merece la pena echar un vistazo a la pagina web del hotel: http://www.brockleyestate.com.au/ En la isla me quedaré un mes justo; 3 semanas trabajando y una recorriendo el territorio. 
Como veis muchos paisajes para descubrir y compartir. Espero manteneros entretenidos ;)

domingo, 21 de diciembre de 2014

Wwoofing Lisarow: post 2

Otra semana detrás de mí y más cosas para explicar!
Con una receta que me pasó una amiga mía, hice cheesecookies para los niños que adoran todo tipo de galletas y pasteles; así que si tenéis ideas y recetas, no dudéis en pasarlas! También fuimos a hacer snorkelling a una de las playas más turísticas de Golden Coast (obviamente lo de ser turística no significa que sea la más bonita, sino la más cara). Fuimos con Emilia (la vecina) y sus dos hijos. La mar estaba bastante cabreada así que aparte de agua turbia no se podía ver mucho más… Y en las rocas donde normalmente se divisan los peces, las olas golpeaban con fuerza así que era peligroso acercarse. Aún así yo era feliz con mis gafas y tubo (que por cierto me he traído el set des de Olot, qué freaky, no?) nadando de un lado para otro al ritmo de las algas, que se movían elegantemente bajo las aguas. Eso sí, salí tiritando del mar y Emilia se compadeció de mí y me compró un Hot chocolate. También compró unas cuantas patatas fritas para compartir entre todos. Este sábado volvemos a ir y los niños tienen muchas ganas de repetir aunque todos esperamos que el tiempo nos acompañe mejor.
La playa, con Tom y Harry. 


Tengo una buena anécdota para contar del domingo… Estaba lavando la piscina (limpiando el suelo con una aspiradora así rara especial para piscinas. Ni idea de que existieran estas cosas) cuando hice un paso para un lado y noté que no encontraba apoyo. Me caí en un espacio que había entre las maderas que forman la plataforma donde está construida la piscina. Así que en cuestión de segundos un enorme morado empezó a formarse a lo largo de mi pierna izquierda. No soy la que estrena esta caída; Michelle se cayó en el mismo sitio el año pasado, pero creo que yo tuve más suerte que ella que tuvo que estar tres semanas sin mover el pie. En cambio lo mío sólo han sido 20 minutos de levantar la pierna poniendo un poco de hielo encima de la herida and… Back to work!
De este arbol cojo las hojas y me hago una buenisima infusion con un ligero sabor a limon. 


La piscina. Es muy divertido jugar en ella con los cuatro chicos. 
No sé si os llegaron las “breaking news” del lunes en Sydney, donde un gihadista cogió como rehenes todos los clientes del Lindt café que se encuentra en el centro de la ciudad. Aquí lo llamaron “the Sydney’s siege” y causó mucho impacto sobre toda la población porque los actos terroristas son muy raros en Australia, algunos ciudadanos estos días lo han descrito como algo “inconcebible”. Pero sí, ha pasado en  Australia, el país del mundo que se dice que es más seguro se ha visto afectado por el miedo durante lo que duró el atentado (unas 24 horas). Se cerró el acceso a la Sydney Opera House y al Harbour Bridge. Se evacuaron algunos de los edificios próximos al café y se podían ver unidades de policía distribuidas por toda la ciudad. La mayoría de rehenes pudieron escapar. Cómo acabó todo? La madrugada del martes, a las 2 de la mañana, el terrorista empezó a disparar y la policía se vio obligada a intervenir. Murieron dos civiles y el terrorista. La entrada del café está ahora llena de flores y durante unos días lo único que se ha visto en la televisión han sido noticias relacionadas con el atentado: familia de los fallecidos, información del gihadista, la operación policial que se hizo…  Es bastante sorprendente la contundencia y velocidad a la que actuamos cuando estas cosas pasan en nuestro terreno, en un país que creemos que tiene la seguridad escrita en cada metro de tierra. Mientras que en otras partes del mundo (que siempre queremos que estén lo más alejadas posible) actos así son pan de cada día, y a una escala mucho mayor. A veces pienso que la hipocresía que reina nuestra sociedad roza límites. Un ejemplo reciente; estaba mirando el telenoticias en mi casa y se estaba dando la noticia de la enfermera infectada de Ébola. La noticia a continuación explicaba los miliones de personas que cada día mueren de esta enfermedad en África. Me quedé confusa. Es como si nos pareciera justo que una especie de plaga de guerras y enfermedades esté siempre presente dentro de una cúpula de cristal que forma todo lo que llamamos “el tercer mundo”, pero que sea totalmente intolerable que una pizca de los problemas que tienen allí a diario haga acto de presencia en nuestras calles. Quiere decir eso que estamos dando ya una parte del mundo por perdida? Y es que estos días he sentido a decir cosas como “el oriente medio tendría que desaparecer”. Qué clase de convivencia es esa?
El mismo lunes también fui a un mercado local en el que se venden productos de las granjas cercanas. Nosotras llevamos lavandas y vendimos unas pocas.
Casi todas las plantas que se ven al final son de nuestro jardin. Ogullosas de ellas! Aunque despues del ajetreo en el coche para transportarlas hasta alli se han quedado un poco pobres y por eso las hemos tenido que plantar con urgencia. 

El martes los dos chicos grandes no fueron al instiuto porque des de allí se había organizado una excursión y ellos no tenían ganas de ir. Lo que tenía que ser una mañana mirando Interstellar en el cine, se convirtió en día en el shopping centre. Yo me quedé con Tom dando vueltas mientras Michelle y Ben le compraban regalos. Finalmente fuimos a comer a un restaurante tailandés. Yo me pedí un green curry, muy picante por cierto, pero que fue bien para despejar.
El miércoles era el último día de colegio de los cuatro chicos pero Tom prefirió quedarse en casa. Los tres juntos limpiamos el coche por dentro y luego, a modo de  recompensa, fuimos a la bakery a comprar pan de verdad y un pastel (el pastel extremadamente dulce para mi gusto). Michelle aprovechó  para llevar a lavar el coche por fuera y mientras tanto Tom y yo fuimos a un hobbie shop. Es una tienda con toda clase de juguetes de coleccionistas. Allí compramos un puzle de 1000 piezas, que ya hemos acabado por cierto!  Esa noche también “robamos” fuegos artificiales con la mirada. En un pueblo cercano se hacía un espectáculo y de vez en cuando veías como los colores multicolores de los fuegos se deslizaban por las cortinas oscuras del cielo para que se pudieran ver des del balcón de nuestra casa. Cada vez que divisábamos uno, gritábamos. Los niños estaban muy emocionados. Fue bonito compartir ese momento con ellos. Cuando volví a entrar me di cuenta que en los escasos quince minutos que había transcurrido fuera, un mosquito me había picado a cada minuto transcurrido. A partir de ahora tendré el repelente de mosquitos siempre a mano.
Puzle acabado! Precioso, verdad? Seguramente lo enmarcaran. 
El jueves me gustó porque planté mis propias lavandas! Se llama propagation. Coges un pequeño tallo de lavanda y lo plantas para que salgan nuevas raíces y lavandas nuevas que luego puedes usar para plantar por el jardín. Michelle hizo veggieburguers buenísimas y es por eso que le he pedido la receta. A veces tengo la sensación que los niños cuando llegan a casa están demasiado delante de la televisión y por eso me alegré cuando supe que a James le habían regalado por “l’amic invisible” una máquina para hacer globos de agua. Era muy divertido oírles organizar el juego que tenían en mente. Lo bueno de ser tantos hermanos es que enseguida puedes montar equipos. En su caso tenían dos bases, cada una con una bandera y se trataba de robarla y “matar” a los enemigos con los globos de agua.
Michelle siempre hace hacer propagation a cada uno de los wwoofers que les vienen para asi, cuando se van, poder mirar alrededor y tener recuerdos de ellos. 

Nuestro shadehouse se va llenando de plantas. 



jueves, 18 de diciembre de 2014

Pensamientos, que aparecen como fuegos artificiales en mi cabeza

A menudo decimos que la vida es como un viaje. Qué pasaría si girásemos la frase? Que el viaje se vuelve una vida, una pequeña vida dentro de otra más grande. Y es justamente lo que quiero transmitir. Aún me quedan muchos meses por delante antes de que marche de este país, pero ya ahora puedo empezar a sentir que un viaje es una vida. Quizás tendría que ser una de esas reflexiones finales acompañada por un gran repicar de tambores, pero no sería justa conmigo misma. Si este pensamiento me ha venido cuando no hace ni un mes que estoy aquí, es ahora que lo debo compartir. Decimos que en un viaje hay momentos de todo: alegría, excitación, tristeza, melancolía, ilusión… Y por eso se me ocurrió compararlo con una pequeña vida: pasas por etapas y conoces y despides; con la diferencia que todo ocurre en un período de tiempo más corto.  

A medida que pasa el tiempo tengo la sensación que una vez te conviertes en viajero, empiezas a formar parte de un sentimiento común. Es como los motoristas que al cruzarse por cualquier carretera, ya sea grande y espaciosa o pequeña y curvilínea, se saludan con un leve movimiento de cabeza. Pasaré mis Navidades en casa de la vecina, porque mi familia de wwoofer se va a Brisbane a celebrarlo con otras 100 personas más. Me invitaron para ir con ellos pero mi ruta sigue un camino diferente. La vecina se llama Emilia y es sud-africana e italiana. Es la que organizaba “la hora del té”, y me preguntó si quería pasar las Navidades con ella de la siguiente manera: “Sabes qué es el karma? Yo he viajado mucho, y en mis viajes, gente de lo más variada y en el momento más inesperado me ha ayudado. Ahora me toca a mí devolver el favor.  Fue en este instante cuando me di cuenta de qué significa ser viajera. Significa pertenecer al mundo, al dar-y-tomar que de forma natural poseemos los humanos pero que en la mayoría de ocasiones queremos esconder por miedo a que nos engañen, nos roben… Y es normal que tengamos este miedo, puesto que tampoco podemos actuar como inocentes niños en una sociedad con depredadores escondidos en cada rincón. Lo único que debemos hacer es andar con los ojos abiertos; reconocer los tiburones y apartarnos de ellos, pero no olvidar que hay también personas a quienes podemos dar la bienvenida sin temor alguno.

Las tardes que hace bueno salimos con Michelle a pasear los perros. La luz del atardecer se cuela entre las copas de los árboles. El oro del sol a esta hora de la tarde es probablemente cuando más me gusta. Me hace pensar que durante esos momentos la puerta de otro mundo se abre. Un mundo al que aún no se nos está permitido entrar… Demasiado puro, quizás? Pero nos regala su luz, para que sepamos que no es tan fácil aniquilar por completo la magia que esconde el mundo. Incluso me parece a veces que las sombras son distintas, se mueven hacia direcciones que no deberían, mostrando la segunda esencia de todo ser vivo que habita esta Tierra.


Ayer salí un momento para sentir sobre mi piel el calor agradable del verano australiano. Normalmente se dice que la montaña es silencio, pero aquí es un sonido constante y alto. Me cuesta relacionar a qué animal pertenece cada ruido que oigo. Hay pájaros que suenan como monos (no bromeo), gallinas, cigalas, más pájaros (recuerdo que uno de los volunteers los comparó con un sinsajo/mockingjay)… Sonará raro pero a veces me gustaría descubrir donde se esconde la rueda del volumen de la naturaleza, para reducir al mínimo la combinación de sonidos y escuchar realmente el silencio. Shh…

domingo, 14 de diciembre de 2014

Wwoofing Lisarow: post 1

El tren me dejó en Lisarow, donde Michelle, con un coche todo terreno me vino a buscar. El primer recibimiento que tuve al llegar a la casa fueron dos perros. Uno, Rosie, más grande y que empezó a saltar encima de mí y otro, Rudy, que su manera de darme la bienvenida fue arañándome las piernas en el trayecto de la puerta hasta lo que sería mi habitación. Muy simpáticas las dos… Aunque creo que son así con cualquier nuevo inquilino porque a la segunda vez que nuestros caminos se cruzaron los arañazos se convirtieron en lamidos. A continuación empecé a limpiar  cristales y a barrer. No, no había tiempo para instalarme, que ya estaba trabajando así que se puede decir que la integración fue bastante rápida. Porque wwoofing significa realmente trabajar. No recibes ningún sueldo específico para ello pero personalmente tengo suficiente con el sueldo imaginario de poder tener un sitio donde dormir y compartir su comida. Me gusta mucho trabajar aquí porque te das cuenta que eres de gran ayuda y este dar-y-tomar, este sentimiento de simbiosis entre personas, va en aumento día a día.

Entrada de la casa

Entrada de la casa des de otro ángulo

Lugar del jardín donde se tiende la ropa. El tendedero rotativo es una invención de los australianos de la cual están muy orgullosos. Qué queréis que os diga... Cuando empieza a rodar mientras estás colgando la ropa no es tan divertido porque la tienes que ir persiguiendo. 


La familia, compuesta por 4 niños (unos más entusiastas que otros en cuanto el trabajo en el campo), viven aquí des de hace cuatro años. La casa ya estaba construida y ellos la han adecuado a sus necesidades. Tienen un total de seis tanques de agua donde almacenan el agua de la lluvia. Son 100% autosuficientes y no necesitan agua del pueblo. Eso quiere decir duchas de dos minutos ;) El desagüe de la cocina va directamente a unos banana trees que tienen aquí y por eso se intenta minimizar los restos de alimentos en los platos a la hora de ponerlos en el lavavajillas. Son detalles a los que te vas acostumbrando.
Quien se encarga mayoritariamente del jardín es la madre, Michelle, y con ella también paso la mayor parte de mi tiempo, ayudándola. El padre trabaja en Sydney y a veces se queda a dormir allí así que no lo veo mucho.
Los niños dentro de poco tendrán vacaciones. La casa se llena de vida con ellos.


 Mi rutina es levantarme hacia las siete, desayunar, para así empezar a trabajar sobre las ocho. A las doce-una comemos un bocadillo y continuamos nuestra faena hasta más o menos las tres. Entonces Michelle va a recoger los niños y por la tarde volvemos a trabajar un poco más. La cena es sustanciosa y suele ser hacia las seis o siete de la tarde (la verdad es que me cuesta acostumbrarme a estos horarios!). Pasada una hora me como un iogur con miel (es el pequeño placer del día!)
A continuación alguna de las faenas que he hecho estos días aquí:
-   Construir un shadehouse (casita exterior que da sombra a las plantas que se encuentran en su interior)-       
the shadehouse
         “tejado” de la sitting-zone en el jardín. En este tejado esperemos que las plantas se enrosquen en él y hagan sombra. 
Michelle ocupada poniendo en orden el tejado 


-          Finalizar el nuevo gallinero para que las gallinas no se escapen
El gallinero al fondo

-          Ir a buscar ocho gallinas nuevas
-          Arrancar las malas hierbas
Mi trozo favorito de la casa. Es un lago con una isla en medio. La alfombra verde que le da este toque tan mágico es en realidad mala hierba que tenemos que quitar. Qué pena, verdad? Pero se debe retirar para que luego la planta nativa (que hace el mismo efecto) pueda crecer. 

-       Plantar flores con tal de que las malas hierbas tengan con quién competir. 
-          Todo tipo de faenas relacionadas con el hogar: cocinar, lavar, barrer, limpiar cristales, colgar la ropa…
-          Construir y pintar los beehives (lugar donde las abejas podrán fabricar miel. Sí, vamos a tener abejas, fue realmente muy divertido e interesante!)
Pintando en el porche de la casa

        Recoger tomates y huevos. Ésta es una de las faenas que más me gustan; es la naturaleza haciéndote regalos. 
-       
Yo con mi estilo de granjera! ;) Tomates recogidos con los que hice la salsa bolognese para la cena. Teóricamente tenía que ir acompañada también con una tortilla de patatas pero mmm... por el resultado que obtuve preferí que se convirtiera en comida para las gallinas. 

Aquí una noticia que os gustará… Hace muy mal tiempo para ser verano en Australia, argh! Durante toda esta semana ha habido tormentas casi a diario, y el viernes tuve que ponerme un jersey (terrible, no?) obviamente todos me culpan a mí, sí… seguramente he importado el mal tiempo de España hacia aquí.. Estoy bastante desilusionada porque me pensaba que sólo os enseñaría fotografías con un sol despampanante pero mira, no es así… Anyway, sigue siendo un espectáculo igualmente: como que la casa está sobre un terreno elevado, puedes ver como las nubes galopan hacia ti, llevando con ellas relámpagos, truenos y viento. La primera noche por ejemplo, todo el mundo estaba corriendo arriba y abajo abriendo los tanques de agua porque el agua caía con tanta fuerza que los tanques se habían taponado y el agua no entraba en ellos (algo así me pareció entender). Pero una vez más queda demostrado que algo raro está pasando con el tiempo. Os acordáis del gran boom de información que recibimos hace unos años hablando sobre el cambio climático? Cabe destacar que después de ello no se volvió a oír mucho más, quizás porque esclató la crisis económica. Comprendo que es difícil decidir a qué dar más prioridad, si a un cambio climático o a una crisis económica... El dinero nos afecta a todos directamente pero no deberíamos olvidar que, al fin y al cabo, formamos parte de un ecosistema en el que el factor clima es crucial para las especias que habitan en él y que un cambio de clima puede acarrear consecuencias que desconocemos por completo. 
Amenaza tormenta...


El sábado fuimos a un enorme shopping centre con los dos chicos mayores de 15 (Ben) y 14 (Tom) años. Debo confesar que al principio me costó relacionar cada nombre con el niño correcto… Les hablé sobre lo que pensaba del pan australiano y compraron un pan de la panadería! Gran ilusión. Por la noche hicimos pizza. Más tarde me explicaron que el sábado siempre es día de hacer pizza. En mi casa el día pizza es el viernes, mientras miramos una peli. Les dije esto último de la película y los niños se apuntaron al instante a hacer lo mismo.

El domingo los dos pequeños Harry (10) y James (11) tenían clase de nadar en el mar, así que fuimos a un cala con aguas mansas y donde las olas parecían bastante ficticias. Allí estuve con Tom, jugando en el mar, construyendo castillos de arena y dibujando. Hacia las doce volvimos a casa, tomé algo y seguidamente fui a ayudar a una amiga de Michelle a  preparar un high tea. Se trata de un evento que se hace unas cuatro veces al año en el que se sirve té o café juntamente con distintos pasteles, en uno de los pocos rainforests que hay en New South Wales (región de Australia donde me encuentro) llamado Forest of Tranquility. Una cucada.

Se parece un poco a la mesa de Alicia en el país de las maravillas, no? 

Forest of Tranquility en una pequeña caminata que hice

Yummy!


Al día siguiente quedamos por la mañana con esta misma amiga para tomar café y hablar en un sitio llamado Bamboo café. Muy bonito también. Yo me pedí un zumo de naranja, zanahoria y jengibre. Suena raro, verdad? Bueno, el gusto también era bastante especial por decirlo de alguna manera… La atmosfera fue muy agradable y las conversas interesantes. Esta amiga estuvo viviendo en South Africa y nos explicaba la situación allí. También me gustaría compartir con vosotros una frase que dijo Michelle: there are three types of people in this world; the ones who make things happen, the ones who watch things happen, the ones who wait for things to happen. Cada uno de nosotros decidimos cómo encarar la vida, no? Cuál es la tuya?
Este mismo día también descubrí que la manera cómo gestionan aquí todo el jardín se llama permacultura, harmonía entre producción y naturaleza.

El martes fuimos a la escuela de James y Harry porque se repartían premios de final de año. Pude escuchar el himno de Australia que es con música un tanto aborigen. Aquí todos los institutos y colegios llevan uniforme. También es obligatorio llevar gorro porque si no no te dejan jugar bajo el sol. Yo, al verlos, los llamo los pequeños rangers. Por la noche se repartían premios en el instituto de Tom y Ben, así que me quedé con James y Harry en casa. Fuimos a dar una vuelta y me enseñaron qué ruta podía seguir para ir a correr.

El miércoles compramos unos cuántos regalos más, esta vez sólo Michelle y yo. No sé si es algo muy normal en otras casas, la cuestión es que aquí siempre hay pastel o galletas que Michelle ha hecho para comer. Así que he decidido que yo también voy a preparar algo y gracias a una receta que me ha pasado una amiga de cómo hacer cheesecookies… la semana que viene podrán comer tantas como quieran cada día! ( si salen bien y les gustan claro…) Hasta ahora he probado pastel de zanahoria y pastel de plátano.

El jueves invertimos toda la mañana a preparar los beehives y por la tarde-noche fuimos a los Hunter Valley Christmas Lights Festival. Fue precioso.
Con Tom. Harry i James también querían salir de incógnito en la foto

Con James, Michelle y Harry. 

Una entrada muy adecuada para escritores

James



Las luces de Navidad encendidas



lunes, 8 de diciembre de 2014

Conservation Volunteer Project; post 3

Otra semana tras de mí y, por lo tanto, más novedades para explicar. Esta semana hemos estado trabajando en Newcastle en los Hunter Valley Wetlands. Es una zona donde vienen muchos pájaros para descansar y comer, y nuestra faena ha consistido en arreglar el terreno para que se sintieran más a gusto.  Hay unos árboles (cuyo nombre siempre repiten pero nunca me queda) que hacen el efecto pantalla porque crecen bastante y entonces provocan que los pájaros no quieran adentrarse. Una de las faenas que hemos tenido es arrancar los nuevos brotes. Son unos árboles bastante curiosos porque el extremo de sus raíces sale al exterior, seguramente  para no ahogarse ya que viven sobre terreno pantanoso.
Hunter Valley Wetlands

Los extraños árboles con las raíces sobresaliendo

Esta semana he hecho la dieta del no-pan. Os he hablado ya del pan australiano? Se compra en el supermercado, cortado tipo sándwich y metido en bolsas. He intentado encontrar alguna bakery pero no hay ni una. No saben qué es el pan de verdad! Para muchos de nosotros la acción de ir a comprar el pan es una de las primeras que hacemos del día, entrando en la panadería más cercana, absorbiendo el aroma de la pasta horneándose, intercambiar “buenos días” con los vecinos… Se ha convertido en una tradición, verdad? Es un hábito que tenemos integrado y estar aquí y ver que no existe es una sensación rara. Sí, se puede decir que hecho a faltar el pan de Catalunya. Es curioso cómo te das cuenta de lo mucho que aprecias un producto cuando pasas de tenerlo al alcance de la mano a ni siquiera verlo. Y claro, no es que pueda prescindir de un alimento tan básico como el pan porque todos los lunch que nos hacemos son a base de queso, jamón y tomate comprimidos entre dos rebanadas plasticosas. Así que decidí que el lunes sería el último día de la semana que comería pan de molde. Por lo tanto lo que hice durante los otros lunch fue guardarme la comida que había sobrado del día anterior. Fue una muy buen idea realmente.
Esta semana la comida ha sido muy internacional porque teníamos tres nacionalidades distintas en la casa: una mujer de 35 años de Bangla-Desh que está estudiando en la universidad de Sydney, un chico de Corea del Sur y por supuesto todos los demás alemanes.
A continuación los platos que prepararon para las distintas cenas! No me puedo quejar de ninguno!:
Spaghetti Bolognese (uno de los platos preferidos de los alemanes) 

Arroz al estilo Bangla-Deshi

Huevos Bangla-Desh

Salsa de iogur Bangla-Desh

Schnitzel a la mediterránea con potato mash. Guten Appetit! 

 Al haber culturas tan variadas compartiendo un mismo techo,he tenido conversaciones muy interesantes y de las cuales he aprendido un montón. Me gustaría explicaros las dos historias de Bangla-Desh que me contó Nahid mientras estábamos trabajando.
Creo recordar que fue el martes que vimos una araña muy curiosa. En ese instante Nahid estaba a mi lado y empezó a sacar muchas fotos. Luego se giró y me dijo: A nosotros, los musulmanes, nos gustan mucho las arañas y sobre todo las telas que forman. Se cuenta que cuando el  profeta estaba escapando de sus perseguidores se refugió dentro de una cueva. Allí había una gran araña que, al comprender la situación, empezó a tejer lo más rápido posible, su tela a la entrada. Justo cuando acabó los perseguidores llegaron a la cueva. Al ver que había una tela de araña dijeron “Es imposible que esté allí dentro, debe hacer mucho tiempo que nadie pisa esta cueva”. Y continuaron su búsqueda, pasando de largo.
Otra de las historias que me contó: eran dos monjes que estaban caminando cuando encontraron un cadáver medio enterrado bajo una tierra húmeda y pesada, con un gran árbol sobre él. Intentaron sacarlo de todas las maneras pero no pudieron. Así que tuvieron que retomar su camino. Las noches siguientes uno de ellos no pudo dormir de ninguna manera, sintiendo una gran culpa por no haber podido sacarlo, aunque fuera imposible para sólo dos personas. El otro monje, en cambio, durmió plácidamente porque ya casi ni se acordaba del incidente.
Con este pequeño cuento se relatan dos concepciones de vida según cuánto dejamos que nos afecte una cosa ajena a nosotros y por la cual no podemos hacer nada.
Lo maravilloso de vivir cerca de la playa es que podíamos ir a darnos un baño de agua fresca cada vez que llegábamos de trabajar, hacia las cuatro de la tarde. El miércoles hacía tanta calor (unos treinta grados) que el team leader dijo “Feierabend! Let’s go to the beach”. Feierabend es una palabra alemana que le hemos enseñado y que significa algo así como fin de la jornada. Ese mismo día aprendí que las aguas australianas se enfrían bastante durante el verano hasta unos dieciocho- dieciséis grados y lo que ocurre es que mucha gente se constipa al pasar de los rayos de sol de altas temperaturas al mar frío. Es curioso porque yo cada lugar donde me baño lo llamo “mar”, acostumbrada a las costas de Catalunya, pero aquí dicen swimming in the ocean. Le da un toque mucho más salvaje y emocionante, verdad?
Las chicas de esta semana en conservation volunteers australia!

Yo bajando por las escalera que llevan a la parte trasera de nuestra casa

En el mirador


Esta semana también hemos empezado a crear un calendario de cva. Se trata de hacernos fotos (aunque la mayoría de ellas son mentales y no están fotografiadas) mientras llevamos nuestras sexys ropas de trabajo que consisten básicamente en pantalones y camisetas de manga larga, botas, armilla, gafas de sol, sombrero y un litro de repelente de mosquitos vaporizado encima de nuestra piel. Suena bien… :P
Enero...

Febrero...

Marzo...

El jueves, al ser nuestra última noche todos juntos, decidimos hacer algo  un poco más especial. Fuimos a dar una vuelta y subimos a un obelisco des del cual se podía ver toda la ciudad iluminada. Había nubes; sino estoy segura que las estrellas del cielo se hubieran confundido con las lucecitas de Newcastle. Allí nos tomamos algunas fotos para nuestro calendario, que está subiendo de categoría! Luego volvimos a casa y estuvimos hablando hasta que fue hora de irse a dormir. Durante ese tiempo yo repartí mi Quadern de viatge para que pudieran anotar lo que quisieran (es como un cuaderno que me he traído para que la gente que conozca  puedan escribir lo que quieran antes de despedirnos). De momento ya hay letra Bangla-deshi y coreana!
Abril... (ya hemos abandonado nuestra ropa de trabajo)

El viernes fue un día de cambio. Las dos semanas en conservation volunteers ya estaban tras de mí, dándome cuenta que el tiempo corre más deprisa de lo que me gustaría. Han sido intensas, con amistades que estoy segura que tarde o temprano volveré a ver. Y así el sentimiento de estar sola en este enorme país se desvanece rápidamente a cada segundo que pasa. Ahora estoy preparada para la siguiente aventura de backpacker australiana: mi primera experiencia wwoofing en Lisarow. Voy para allá en tren. Subes conmigo?