domingo, 18 de enero de 2015

Tasmania; post 1

Con solo mirar a mi alrededor hay distintas pruebas que me indican que estoy en Tasmania. La primera y que noté nada más salir del avión es el tiempo. Aquí es considerablemente más frío que por las otras zonas australianas donde he estado hasta ahora. El viento sopla casi siempre y es que, pensándolo bien, entre Africa y Tasmania sólo hay océano. Pero estoy contenta porque de esta manera me siento mucho más cercana a todos vosotros (con el frío y tal) y además toda esa ropa un poco más de abrigar que yo ya estaba pensando que no tendría que utilizar durante este viaje, pues ahora me está siendo de gran ayuda! Tal y como sabéis llegué a Hobart el 5 de enero y después de aposentarme en el hostel salí para buscar algo de cena. Literalmente entré casi corriendo al único take-away que aún tenía luz dentro: un sushi. Al día siguiente tomé un bus que me llevó hasta Buckland y en la estación mis nuevos hosts me vinieron a buscar. La verdad es que mientras estaba en el bus tenía la sensación que me encontraba dentro del bus loco de Harry Potter: el conductor conducía súper rápido entre calles estrechas sin apenas visibilidad, así que lo mejor era mirar por la ventana y soñar despierta.

Dónde vivo, qué hago, con quién estoy… Supongo que son preguntas que os habréis hecho estos días que os he mantenido sin ninguna novedad. Aquí llegan respuestas!

Para empezar, vivo en una casita pequeña compartiendo con tres japonesas y una chica de Francia. Durante la semana pasada también había otras chicas de Alemania y Argentina pero ya se fueron. Los hosts (Chaxi y Julian) viven en otra casa cercana a la nuestra. Y luego hay una última casa a la que nosotros llamamos the  main house que sería el hotel/bed & breakfast. Hay un total de seis habitaciones. El terreno que tienen, con vacas y corderitos pasturando, es grandísimo. También hay un río que pasa a dos minutos de nuestra casa y que durante las lluvias torrenciales que hubo hace unos día iba tan lleno que el puente quedó sumergido y nosotras sitiadas. Afortunadamente sólo duró unas tres horas así.
Nuestra casita. Como que no hay suficiente espacio una duerme en la caravana. En los días fríos encendemos the fireplace. Muy acogedor!

Lunch time. Pizzas, ensalada, trozos de salchicha y un poco de ensaladilla rusa.

El paisaje que tenemos nada más salir de la casita...
Al fondo de la foto se aprecia el otro lado de la carretera... toda cubierta de agua!

Mi día a día? Tenemos que trabajar entre cuatro y cinco horas y a cambio podemos vivir en la casa y nos dan dinero para hacer la compra dos veces a la semana. Hay dos opciones: o bien morning or evening. Morning consiste en empezar más o menos hacia las 7:30, preparar desayuno, servirlo, cafés y cuando los guests se han ido limpiar las habitaciones y los baños y dejarlo todo preparado para cuando lleguen los nuevos. Evening es empezar a las cuatro y preparar la cena, es decir, cocinar. La cena (no sé si me creeréis) se sirve a las 6:30. Chaxi es de Tenerife y lo que han montado aquí es un hotel que tiene como gran particularidad dar a conocer la comida española. Estoy contenta porque estoy aprendiendo realmente a cocinar.  Continuamente me veo con un bloc de notas arriba y abajo apuntando las recetas que me gustan y que no son demasiado complicadas. El caso es que los pobres australianos no tienen comida propia, sino que reciben más bien las influencias británicas. Supongo que la comida australiana de verdad será lo que comen los aborígenes… Bueno como típico tienen la carne de canguro y aquí hay una variedad de vegetarianos bastante curiosa: los que sólo comen carne de canguro.  

Una vez a la semana tenemos libre. En mi caso me he cogido los dos días libres juntos porque nos vamos de acampada y de excursión! Tengo muchas ganas. Entre las actividades que he hecho estos días destacan los múltiples paseos descubriendo la fauna y flora de Tasmania, ir en bicicleta, canoeing, bañarse en el río, caminatas entre las rocas al lado del mar, concierto de música aborigen, shopping en Hobart (única ciudad más o menos poblada que se encuentra a una hora de aquí), stargazing (incluso ser capaz de ver como una estrella fugaz cruza de punta a punta el cielo dejando toda la cola tras de sí)… En nuestra visita a Hobart fuimos al museo de la historia de Australia pero como que ya cerraban solo pudimos estar media hora. Mientras hacía la turista por dentro del museo me paré al lado de un grupo de tres personas que hablaban español con acento de Sud América. El hombre estaba explicando cosas muy interesantes sobre Australia así que disimuladamente escuché. Parece que el disimulo no es lo mío porque de repente dijo “esa chica de allí es española”. Así que empecé a hablar con ellos y me enteré que era marinero y que por ahora estaba en Hobart. Al decirle que vivía en Cataluña me dijo que conocía a un catalán que estaba viviendo allí. Nos intercambiamos el número por si cuando vuelva a Hobart nos podemos ver y así me continúa explicando historias del mar.  
Ciclista contra el viento (o a favor de él) descubriendo qué se encuentra detrás de cada esquina de tierra

I aquest camí, tan fi, tan fi, qui sap on mena? 

El tractor donde me estiro durante las noches estrelladas para contemplar el cielo

Canoeing time with Yuka :) 
Aunque cueste de creer, aquí dentro hoy he visto un concierto de música aborigen combinada con instrumentso modernos. Muy experimental. Es una antigua fábrica donde se cortaba los troncos de los árboles en piezas pequeñas para enviarlo a China y hacer papel. Ahora lo reconvertirán en un centro cultural, con bar y sala de conciertos. Interesante, no? 


Tasmania… me gusta como suena. Toda la isla es como un parque natural y mientras caminas sobre ella mejor que vayas con los ojos bien abiertos para que no se te escape ningún animal. Por supuesto que hay las temidas serpientes y arañas de siempre pero lo que realmente caracteriza Tasmania es la cantidad de marsupiales que puedes encontrar. Y el mar… no quiero llenar de palabras la foto que viene a continuación. Vividla vosotros mismos, sentid su calma, e imaginad por unos instantes el sonido de las tímidas olas rompiendo contra las rocas, o la luz del sol apareciendo y desapareciendo entre las nubes pintando el lienzo del mar con distintos tonos azules…

Y me pregunto quién es el loco que deja su corazón imprimido sobre las rocas de arena, a merced del viento, de la sal, de mi mirada. Quizás sea un viajero que sin querer haya dejado tras de sí mucho más de lo que creía. 


jueves, 8 de enero de 2015

Blue Mountains

Me encontré con Elsa en la estación de Strathfield y des de allí cogimos otro tren hasta Katoomba, la ciudad de las Blue Mountains donde nos quedábamos a dormir. Juntas nos esperaba un viaje de dos horas y tuvimos tiempo para ponernos al día. Una vez allí sólo teníamos unos cinco minutos hasta nuestro hostel. El hostel estaba muy bien; era espacioso, con muchos lugares donde sentarse y conocer a otros backpackers y lo mejor era que se respiraba alegría para el 2015. Nos instalamos, fuimos a comprar lo que necesitábamos para comer. Hicimos una ensalada de cuscús y de postre, iogur. Preguntamos a unos chicos si nos podían hacer una foto y más tarde, cuando volvimos a subir a la terraza, ellos aún estaban allí y nos invitaron a juntarnos con ellos. Además también habíamos conocido una chica de Melbourne. Ellos tres eran australianos, de Sídney. Como que nos entendimos bien decidimos que celebraríamos juntos la entrada de año, así que hacia las once salimos a la calle a ver el ambiente. Creo que New Year’s Eve es la fiesta más grande que podrás encontrar nunca en una ciudad tan pequeña como Katoomba: con sus dos pubs, uno enfrente de otro y todos los jóvenes originarios de allí esperando el momento con ilusión bailando al ritmo de la música. Nunca hubiese imaginado que me lo pasaría tan bien. Incluso llevábamos las uvas en el bolso! A las doce en punto la gente empezó a desearse Happy New Year. A partir de aquí la fiesta no hizo más que continuar. Debéis saber pero que aquí en Australia los pubs cierran hacia las tres. Así que volvimos al hostel y en la habitación de los chicos estuvimos aún hasta las cuatro y media. Aunque ya eran las doce muy pasadas, comimos nuestras doce uvas siguiendo la tradición. Quedamos para el día siguiente a las nueve.
Cena de año nuevo

Obviamente eran las nueve del 1 de enero de 2015 y los chicos estaban durmiendo y nosotras ya en pie. A decir verdad Elsa sólo durmió unas tres horas porque a las seis se despertó y no podía volver a dormirse. Yo sólo tenía ganas de volver a la cama. Pero teníamos que aprovechar el día así que preparamos nuestro packed lunch y justo cuando estábamos a punto de salir descubrimos que los chicos estaban sentados en su habitación diciendo “we were waiting for you”. Total, nos metimos en el coche y condujeron hasta donde empezaba el camino que nos llevaría a las Minni-haha waterfalls (vaya nombre, eh?). Fue increíble poder empezar el año nuevo con un baño de agua fría rodeada tan sólo de naturaleza alucinante. A continuación fuimos en coche (unas dos horas) hasta las Jenolan Caves, unas cuevas con 340 millones de años de antigüedad. Dos horas en coche pueden parecer largas pero la verdad es que pasaron muy rápidas. Con música australiana tipo country, ventanas bajadas y delante de tus ojos sólo paisajes verdes lo único que puedes hacer es sonreír, sacar la mano por la ventana e imaginarte que estás en medio de una escena de una película. Una vez allí hicimos una visita guiada por una cueva y después de una hora y media aproximadamente hicimos una ruta por nuestra cuenta. Luego cogimos el coche otra vez de retorno a Katoomba. Intentamos ganar la velocidad de la puesta del sol porque queríamos ver las Three Sisters iluminadas por el sol del atardecer. No llegamos a tiempo pero igualmente allí estaban.  Como que ya se nos habían hecho las nueve de la noche decidimos ir a cenar fuera. Aproveché para comer pescado. Más tarde fuimos a su habitación otra vez y nos quedamos hablando. Planeamos  ir a hacer el Grand Canyon Walk el día siguiente.
Minni-ha-ha falls

Nosotros y las Three Sisters al fondo

Tomando un cappucchino mientras esperábamos a la guía de las cuevas

Descubriendo el azul de las montañas

Esta vez puntuales a las diez de la mañana, cogimos el coche y fuimos hasta Buckheath lugar donde empezaba el Grand Canyon walk. Caminamos por entre lo que parecía un parque jurásico, como si un dinosaurio pudiera aparecer en cualquier momento. Encontramos una pequeña cascada en medio del camino y aprovechamos para refrescarnos en ella. Más tarde empezó a llover pero al haber hecho nuestra ducha no nos preocupamos demasiado. Volvimos a Katoomba para comer y luego nos despedimos de los chicos. Como que llovía, Elsa y yo nos quedamos en el hostel. Por la noche fuimos a ver las Three Sisters iluminadas. Había neblina y daba un aire muy fantasmagórico al paisaje. De pronto una gran nube blanca apareció de detrás de las Three Sisters, escondiéndolas minutos más tarde. Fue todo un espectáculo ver como la nube avanzaba hacia nosotras, como si quisiera engullir todo lo que encontrara por el camino.

Al día siguiente hicimos una excursión de cinco horas, des de las Three Sisters, bajando por la Great Stairway (unas 800 escaleras para acceder al valle) y continuando subiendo y bajando hasta llegar al Sublime Lookout Point. Una vez allí nos dimos cuenta que teníamos que coger algún tipo de transporte para regresar a Katoomba. Así que preguntamos a una familia dónde estaba la estación de autobuses más cercana. Al explicarles la caminata que habíamos hecho nos miraron sorprendidos y dijeron “está bastante lejos de aquí, pero os llevaré en coche hasta Katoomba. Así que “el padre” nos llevó hasta Katoomba y descubrimos que él también había estado viajando por toda Australia durante su juventud. Una vez llegamos al hostel nos duchamos y preparamos un curry para después. Antes de cenar queríamos ver las Three Sisters iluminadas por la puesta del sol, así que hacia las siete salimos y caminamos hasta ellas. El dorado de las últimas horas del sol reposaba sobre las Three Sisters. Conocimos un chico de Alemania que se ha comprado un coche en Australia y con el que me intercambié el número de móvil por si me apunto con él a hacer la Great Ocean Road de Melbourne a Adelaide. Regresamos al hostel, cenamos y nos fuimos a dormir.



Las vistas de las Three Sisters des del Sublime Point Lookout


Hemos llegado!
¿Será un hada del bosque asomándose entre los árboles?
Leura falls. Entre colores naranjas de las flores y el verde de las hojas
Un buen lugar para refugiarse


Elsa, mientras bajábamos la Grand Stariway
Contemplando las Leura Falls. Preparada para saltar y soñar?
Yo también quiero tener un canguro vigilando la entrada de mi casa! 

Las Three Sisters 


El domingo cogimos un tren que nos llevó hasta Wentworth Falls des de donde empezaba otra excursión. Nos encontramos con un grupo de seis jóvenes que se hospedaban en un hostel en Sídney y que habían venido para pasar el día en las Blue Mountains. Como que queríamos hacer la misma ruta, nos unimos a ellos. Fue muy divertido. Durante el camino también había cascadas y durante el día nos acompañó un cielo amenazador, con truenos que se oían a lo lejos. A las seis llegamos otra vez a la estación y allí nos despedimos. Fue entrar en el tren y la tormenta empezó. Dos paradas y llegamos a Katoomba. Quedamos empapadas en el tiempo de ir de la estación al hostel. El agua bajaba como un río por las calles, nunca he sentido un trueno tan seguido a un relámpago, literalmente teníamos la tormenta encima de nosotras. Durante unos instantes se fue la luz del hostel así que todos teníamos que ir con linternas. Qué locura! Toda una aventura.

Entre pasos y pasos... una foto! 
Con nuestros nuevos amigos
Diluvio...

Lunes, último día en las Blue Mountains. Para celebrarlo fuimos a tomar un Cappucchino en un bar muy agradable. Cogimos el tren de las doce junto con otros chicos del hostel así que el trayecto hasta Sídney no se hizo nada pesado. Llegué al Domestic Airport y… avión para Tasmania!

Thank you for having shared with me these wonderful five days and having started this 2015 together Elsa! 



Deu hores abans

Entre cançó i cançó, abraçades i felicitat, el 2015 ha fet acte de presència, deu hores abans a Austràlia que a Catalunya. Crec que ha sigut una de les millors celebracions de New Year que he viscut mai. S’ha de dir que en arribar a les Blue Mountains i veure per la televisió els focs artificials de Sídney vaig pensar “Ostres podries haver passat la nit de Cap d’Any allà i al dia següent venir cap aquí”. Però en qüestió d’unes hores vaig canviar completament d’opinió. Katoomba era el lloc on havia de ser per celebrar la nova entrada d’any. No sé a què és degut però és curiós, mentre viatges, les poques coses que en realitat decideixes. L’únic que fas és reservar un lloc on dormir, un transport que t’hi porti i comprar menjar per alimentar-te. La resta es forma a mesura que l’entorn on estàs nota la teva presència.  Quan deformes, sense adonar-te, els fils invisibles del món, aquests es mouen, s’estiren, s’escurcen, d’aquí i d’allà per tal de que, quan avancis, et sentis atreta més per un lloc o un altre. Fas petites, quasi imperceptibles decisions. En realitat no són decisions pròpies, són els fils que, en tocar-los, et fan moure cap allà on has de ser. I potser és per això que cada cop se’m fa més difícil saber a qui haig de donar les gràcies per com està anant el meu viatge, per les circumstàncies que fan que conegui gent i descobreixi la vida. Penso, doncs, que a vegades m’hauria de parar a cada racó i expirar les paraules “gràcies” perquè d’alguna manera, entre cortina i cortina, arribessin a tot l’Univers. 



Sé que aún no os he informado de ello pero ya estoy en Tasmania, con la nueva familia. Dentro de unos días explicaré mi primera semana por aquí aunque debo advertiros que el Internet es muy lento y que por eso no sé si podrá ser… Lo intentaré, eso sí! Aún así tenía la necesidad de contar ya de inmediato mi excursión de ayer por la noche. Para que os situéis un poco Tasmania es solamente paisaje, con muy pocas casas y eso quiere decir también nada de contaminación lumínica. El viento siempre está soplando haciendo mover las hojas de los árboles. No hace tanto calor aquí en Tasmania y creo que el viento está presente porque estamos rodeados de mar por todos lados. Me gustaría poder transmitiros no sólo fotografías hechas por una cámara sino también lo que mis ojos ven, lo que mi nariz respira, lo que mi piel siente. Pero me parece que es algo un tanto imposible así que intento plasmarlo en palabras lo mejor posible.  A lo que iba, salí de la casita donde me hospedo junto con otras chicas y fui a hacer un pequeño paseo. Me senté sobre el tractor que usan para toda la extensión de la granja. Os acordáis hace unas semanas que escribí sobre que me gustaría reducir el sonido de la naturaleza? Ayer hubiera deseado bajar la intensidad del brillo de la luna. Su luz era tan fuerte que casi no la podías mirar, y cuando lo hacías reconocías mejor sus cráteres que en Cataluña me daba la impresión. Dentro de poco será luna llena… Y sí, las estrellas se veían pero la luz de la luna, egoísta, las escondía. Delante de mí había un gran árbol que quizás durante el día fuera verde, pero por la noche sus hojas se convierten en plata. Como os podréis imaginar mis pensamientos empezaron a flotar y dejarse llevar por la magia que me rodeaba. Cuando volví a la casa “tuve” que escribir en mi diario porque las palabras pedían a gritos libertad, salir de mi mente y plasmarse en papel. Y así lo hice.

martes, 6 de enero de 2015

Lisarow; post 4

Estos días he estado bastante ocupada y por eso me ha sido difícil encontrar tiempo para escribir y compartir. Os haré un breve resumen de lo que he vivido durante mis últimos días en casa de la vecina.
El 26 de diciembre se llama Boxing Day en Australia. Hay grandes descuentos en los centros comerciales y la gente aprovecha para ir allí con sus familias y acabar de comprar regalos. Nosotros lo que hicimos fue huir del bullicio y el estrés de las masas de consumidores y fuimos a la playa. Hacía un día espectacular. Lo primero que vi al sumergir mi cabeza bajo el agua fue un pez manta que pasaba por debajo de mis pies. Me cogió tan desprevenida que volví a la superficie rápidamente. Luego me explicaron que los pez manta son muy típicos de ver. Por la noche, durante la cena, salió el tema de física cuántica y Andrew (el padre) empezó a explicarnos muchas curiosidades. Me enteré que le encanta la física y que sabe un montón de cosas de temas variados. Después de la cena nos sentamos delante del ordenador y con ayuda de imágenes y distintas páginas web me fue haciendo un recorrido por las bases de la física cuántica. Aunque dudo mucho que nunca me dedique a algo relativo a la física cuántica, siempre es interesante descubrir nuevos campos desconocidos y estar abierto todo tipo de conocimientos.
Emilia con sus dos hijos en la piscina

Yo con Mateo y Luca

Pez manta a la vista!

El sábado día 27 hicimos una ruta de dos horas a lo largo de otra playa. La playa era más salvaje, y eran las nueve de la mañana y ya podías ver surferos que con ansia se adentraban encima de sus tablas hacia las olas. Fue un magnífico paseo con conversas muy interesantes.

El 28 teníamos comida familiar en casa del hermano de Andrew. Fue una atmosfera increíble. Cada miembro traía algún plato que colocaba encima de una mesa tipo “buffet libre”. Además habían hecho una especie de ponche con distintos frutos del bosque en él. Estuvimos hasta bien entrada la tarde. En el jardín tienen a veces unas de las arañas más peligrosas de Australia, que hacen sus telarañas en el suelo. El hermano de Andrew que es un experto en encontrarlas para deshacerse de ellas intentó buscar alguna para que yo pudiera ver qué aspecto tenían. No hubo suerte.
También conocí la hermana de Andrew que ahora está en Japón esquiando y que me dijo que si nunca volvía a Sídney, me pusiera en contacto con ella.
El lunes fuimos a Sídney, Emilia, Mateo (hijo mayor) y yo. Fue raro volver a la ciudad donde todo había empezado. Recuerdo mi primer día descubriendo la Sídney Opera House y los jardines botánicos luchando con todas mis fuerzas para no quedar dormida de pie. Así que estuve realmente muy agradecida que Emilia me diera otra oportunidad para visitar la ciudad. Esta vez también subí a la Harbour Bridge, con unas fantásticas vistas sobre el puerto.
Sídney Harbour Bridge al fondo

Mi foto con la Sídney Opera House

En los jardines botánicos

Tocando la nariz del jabalí para tener suerte en mi viaje

En la Harbour Bridge

Vistas des de la Harbour Bridge

Martes fue un día de playa. Por la mañana fuimos a la playa donde estábamos normalmente y por la tarde fuimos a otra que se llama Avoca Beach (es del único nombre que me acuerdo porque me hace pensar en “avocado”). Había fantásticas olas y comimos fish and chips. Seguidamente hice un pequeño paseo a lo largo de las rocas. Fue una muy buena despedida. Por la noche le pedí a Emilia que me diera unas cuantas recetas de las que me había hecho para tenerlas durante mi viaje. También me dio una bolsa de cashew nuts que resultaron ser muy útiles en los días siguientes.
Fish and chips (and a bit of salad)



New Year’s Eve llegó así que nos despedimos con grandes emociones. Yo continuaba mi trayecto en tren dirección Blue Mountains.
Thank you for everything Emilia!