viernes, 20 de febrero de 2015

Melbourne; post 1

Si tuviera que elegir una ciudad donde vivir, Melbourne seguramente ocuparía las primeras posiciones de mi lista. La gente suele decir que todas las ciudades son iguales. Depende de cómo se mire es cierto: el espíritu de consumismo, la manera como están diseñadas, el transporte público son características que no difieren demasiado entre las grandes ciudades. Pero hay algo muy propio en Melbourne y que me gustaría definir como un corazón que late y que te hace estar en movimiento constante. Y es que la ciudad no se acaba con ver los monumentos o calles importantes que tiene, sino que cada día es diferente. Continuamente hay festivales, mercadillos, gente de muchas etnias distintas… Me encanta el hecho de que haya tantos “buskers” (es la gente que toca algún instrumento en la calle y pide dinero). A cada esquina escuchas música y automáticamente te llena de felicidad. Ayer, por ejemplo, ya cansada de haber estado arriba y abajo durante todo el día, me senté en un banco, al lado de un músico que con una guitarra y su voz animaba la calle y la gente que pasaba por delante de él. Algunas personas incluso pasaban bailando. Estuve observando mi alrededor escuchando las canciones durante un buen rato. Era como si me encontrara dentro de una burbuja donde todo se acepta. En ella puedes entrar bailando, riendo, cantando, corriendo… y nadie te mirará raro, como mucho te sonreirán y compartirán por unos instantes una misma felicidad. Cuando paró de tocar estuvimos un rato hablando y descubrí que era de Toronto, en Canadá. Él, al llegar a Melbourne y ver toda la tradición musical y de busking que había decidió comprarse una guitarra, un micro y un equipo de sonido para empezar a tocar por la calle. Hoy seguramente irá al Chinatown porque es el año nuevo chino!
Entrada de Chinatown

El contraste entre moderno y antiguo está presente por toda la ciudad. 

Un ejemplo de la multiculturalidad de Melbourne
Melbourne es también como una especie de meeting point. Muchas de las personas que he ido conociendo durante mi viaje están ahora por Melbourne así que me he ido encontrando con ellos.

Bueno, mi post ha empezado un poco por detrás pero, no worries, que hay mucho más para contar antes de esta pequeña anécdota ;)

Durante estos días he estado viviendo en una casa donde vive una de las amigas de Grant, el marinero de Hobart. En principio tenía que hacer couchsurfing pero el chico con el que contacté me dijo que al final no podía porque estaba trasladándose y era un poco rollo. Le dije que no se preocupara porque Grant ya me había facilitado el contacto de esta amiga suya. Así que aquí estoy, Droop Street number 98. El district se llama Footscray y está a unos 15 minutos en tren del city centre. Es un district bastante pobre, donde hay más gente de otras nacionalidades (muchos de Vietnam) que australianos. Al caminar por sus calles a veces me da la sensación que estoy en alguna ciudad de Marruecos. Pero no me puedo quejar para nada. La casa donde vivo es bastante grande y es lo que se llama un share-house. La verdad es que hasta ahora tengo problemas para saber quién vive aquí y quién está sólo durante una temporada… Creo que hay seis personas que es su casa pero durante esta semana algunos días hemos sido hasta 12 personas. Es una atmosfera super divertida y en la que me siento muy a gusto. Me gusta definir esta casa como un hostel, sin ser un hostel. La gente que vive aquí se llaman a sí mismos Droopers y todos son muy interesantes. Siempre está pasando algo: nueva gente que viene y se presenta, música de alguien practicando la guitarra…
El jardín

Detrás de la casa

Nice place to sit and talk

Enjoy the company!

Bienvenido a Droop!

Total que llegué aquí el miércoles de la semana pasada. El jueves hice día de turismo por Melbourne, con un mapa en la mano y caminando sus calles arriba y abajo. En teoría me tenía que traer el packed lunch de casa pero me lo olvidé… Pero vi un sitio muy chulo llamado OM vegetarian que por 6.50 dólares te daban una plata llena de comida tailandesa y si querías podías rellenar. Buenísimo! Además también me pedí un Mango Lassi que es como una bebida refrescante hecha a base de mango, iogur y leche. Durante mi turismo también descubrí Brunswick street, una calle famosa por sus cafés. Es increíble cómo vas caminando y aquí y allá hay ofertas de faena en bar, restaurantes. Tan diferente de la situación que tenemos en España…
Mi comida :) 

Y nada más llegar… una fiesta! El viernes había una fiesta organizada con unas 50 personas (no llegué a saber muy bien cuántas vinieron al final) en nuestra casa. Fue toda una experiencia. Algunos amigos suyos tienen una band así que tuvimos live music de un auténtico grupo de música y era genial. Podías ir caminando por las distintas habitaciones y encontrarte con ambientes nuevos y diferentes. Teníamos un art room donde podías dibujar lo que quisieras en los papeles dispuestos en la pared. Una de las habitaciones se convirtió en la sala de los instrumentos con unas cinco o seis personas tocando instrumentos e improvisando melodías. Otra sala sirvió como theatre room porque había tres chicos que habían estudiado teatro juntos y no paraban de hacer comedia. Para mí era un poco difícil a veces seguir el show porque el inglés en comedia no es tan fácil… Pero aun así, muy divertido! También había un chico que era dj y que convirtió otra sala en una pista de baile.
La pequeña oruga que te invita a escribir y pintar lo que quieras!

Draw, paint, create

La cosmis entrance: un túnel que te lleva a una tienda de campaña tipo chill out. Yo ayudé en el diseño y la decoración 

Keep it clean!

Hicimos un juego que consistía en dar nombres inventados a la gente. A mí me tocó "Kitten", no está mal, no? Yo di el nombre de "Avocado" a un chico y me enteré que uno de los que estaban invitados se llamaba así en realidad... oops!

Al día siguiente me desperté tarde porque obviamente fuimos a dormir hacia la madrugada. Por la mañana estuve limpiando todo lo de la noche anterior. Al estar aquí y no pagar nada pensé que era lo mínimo que podía hacer. Pasé la aspiradora a consciencia y los de la casa me dijeron que hacía tiempo que no había estado tan limpia la moqueta! Por la tarde me encontré con Christelle, una de las chicas del bed and breakfast de Tasmania. Juntas fuimos a ver parte de la National Gallery de Victoria y luego caminamos bastante hasta llegar a un convento que ahora se hace servir como un lugar social. Allí hay un restaurante que se llama Lentil as Anything y del cual me gustaría hablaros. Se trata de un restaurante de comida vegetariana que tú comes lo que te apetece y pagas lo que crees. Si quieres puedes hacer de voluntario durante unas cuantas horas y luego comer también. El lugar sólo funciona gracias a las donaciones de la gente y a la multitud de voluntarios que reciben. Se está convirtiendo en algo muy popular y que sirve también para alimentar a las personas que no tienen dinero para comprar comida. En Melbourne hay ya tres abiertos y en un futuro quizás se abran en Torín (Italia) y Berlín. Proponemos Barcelona? Echad un vistazo a la página web! http://lentilasanything.com/
Ese día Christelle y yo hicimos de voluntarias para la cena y luego comimos algo allí. A continuación nos despedimos y yo quedé con unos amigos que había hecho en las Blue Mountains para tomar algo.
Uno de los voluntarios trenó una flor en mi cabello ^^

Los droopers me dejaron esta nota encima de mi cojín agradeciendo la limpieza! Qué detalle :) 

Domingo hacía mucha calor. Así que decidí ir a la playa de St. Kilda. Aquí las playas ya no son tan espectaculares como en Tasmania pero… Me encontré con el couchsurfer y me dijo que me quería invitar a cenar para pedirme perdón por no haberme podido hospedar. Vaya cena! Fuimos a un restaurante casi de lujo. El menú fue el siguiente: una gamba hecha al momento en su jugo y luego un pescado enorme con patatas y verdura con una salsa de cilantro, perejil y albahaca por encima, todo acompañado por un vino blanco italiano muy refrescante! Agradecí y disfruté un montón de esa cena. Al viajar y no tener siempre acceso a comidas exquisitas la verdad es que me sentí muy feliz.
Cheers!

En St. Kilda había esta tortuga gigante que anunciaba el espectáculo de Cirque du Soleil: Totem

En st. Kilda también hay un parque de atracciones que se llama Luna Park. 

El lunes fui a visitar el Melbourne Museum. Tan grande que me pasé cuatro horas dentro y aun me quedaba bastante por ver. Fue interesante porque había mucha historia aborigen y sobre la ciudad en sí. También había una sección de naturaleza y animales sobre Australia. Esa misma noche uno de los chicos de la casa trajo consigo a cuatro chicas francesas que había conocido en Lentils As Anything. Ellas le habían preguntado directamente si podían quedarse a dormir la noche en su casa porque no tenían sitio donde ir. Y él dijo que claro que sí, ningún problema. Entendéis lo que quiero decir cuando digo que todos son bienvenidos? Eran muy majas así que al día siguiente, después de hacer un Applecake para los de la casa, me encontré con ellas en Lentils as Anything para comer. Más tarde fuimos a un bar donde había un encuentro de couchsurfers en Melbourne. Ellas teóricamente querían encontrar a otro couchsurfer para pasar la noche pero al final alargaron su estancia con nosotros dos noches más.
Velas y canoas aborígenes

Los encargados del museo dando de comer a anguilas y tortugas. Las anguilas eran uno de los alimentos principales de los aborigenes. 

El miércoles por la mañana fui a correr al lado del río con uno de los chicos de la casa. Hacer deporte en Melbourne es algo muy gratificante porque también es conocida como la ciudad del deporte. Siempre ves gente practicando boxeo en el parque, corriendo, caminando, en bici… Buenas vibraciones! Cuando llegamos yo limpié los fogones (mm… me hubiera gustado sacar una foto de antes y después, no sé cuánto tiempo deberían llevar sin limpiarse esos fogones hehe). Por la tarde fui al Queen Victoria night market donde me encontré con dos chicas francesas que había conocido en Hobart. Había mucha música y la verdad es una lástima que los australianos sean más bien sosos en cuanto a ritmo. Pero bueno ya animábamos la fiesta un poco nosotras. Había tantas paraditas para escoger donde comer que me estuve un buen rato. Al final elegí comida del Nepal, muy buena! Pero no recuerdo el nombre…
Y después de la visita al mercado es cuando me paré delante del busker canadiense y… principio del blog! ;)
Clémence y yo en el mercado ^^ 



Tengo noticias también de mi amigo Grant. Por fin ha conseguido poner el mástil a su barco y están preparados para empezar a surcar los mares. Os invito a que seguís su aventura en su blog. Interesante leerlo y los posts ocurren a menudo  http://dancingwiththewind.org/


miércoles, 18 de febrero de 2015

La ciutat de les parets pintades

Suposo que estant a l’altra punta del món a vegades costa que un ocellet des de Blanes vingui volant fins Austràlia i em digui a cau d’orella que uns preciosos nens d’una escola estan llegint el meu blog per tal de començar a descobrir el plaer de la lectura. M’omple d’alegria rebre notícies com aquestes i per això agraeixo la Rosa per fer possible que els meus escrits s’omplin encara més d’energia sabent que són llegits des d’uns ulls plens de curiositat i amb molta vida per davant. Aquest post doncs, nens i nenes, és per vosaltres. Endinseu-vos dins de la ciutat de les parets pintades… Melbourne.

“Melbourne era una ciutat grisa. Els seus edificis s’alçaven sense vergonya i les cases mostraven tons negres i obscurs, monòtons. Però la gent se sentia a gust en aquella monotonia, així no perdien el temps contemplant el seu voltant anant i venint de la feina. Amb cares concentrades miraven el terra o un punt fix al seu davant i el seguien. Sabien perfectament el rumb que havien de fer per tal d’arribar a la seva destinació; els minuts exactes que tardarien i fins i tot les persones amb les que es creuarien. Potser de tant en tant alguna olor provinent d’una fleca o cafè alentiria el seu pas, els faria parar, entrar al bar, prendre el que fos i continuar el seu camí. Però el gris de les parets de les cases no canviava, potser se sentien abraçats per aquest color, per la seva simplicitat. Era com si aquell color regís les seves vides i els mantingués en equilibri. Així tots gaudien d’una tranquil·litat que els permetia ser feliços amb el que tenien. La llargada i la velocitat dels passos de les persones era la mateixa dins de cada grup d’edat. Ningú anava més lent o més ràpid tothom anava “al pas”. Entremig dels carrerons més amagats de la ciutat, però, una nena corria d’un lloc cap a un altre, saltava per sobre d’obstacles imaginaris i jugava amb objectes invisibles. En realitat estava en la recerca de canvis. A casa preguntava sovint:
-         - I les parets, mare, no es mouen? No tenen color? No es pinten?
La mare la mirava esglaiada i deia:
-        - Les parets delimiten i formen l’encreuat de carrers i cases de Melbourne. Estan fetes per mantenir un ordre i una disciplina on abans hi havia un gran descampat. Imagina que canviessin o que tinguessin color, ens perdríem o tindríem masses excuses per parar i contemplar. Arribaríem tard a tot arreu, voldríem descobrir els carrers paral·lels i qui sap si hi hauria persones que ens voldrien mal en llocs com aquests! Per tant, les teves aquarel·les, utilitza-les només sobre paper.
Però la nena es continuava queixant:
-         - El paper es tan petit però... començo a dibuixar i al cap de poc me n’adono que no m’hi cabrà tot el que tinc dins el cap!
-          - Doncs redueix el tamany dels teus personatges, no?
I amb “no vull” quasi imperceptible la nena sortia de l’habitació.  

Un dia, mentre caminava pels carrers, es va adonar que el color gris estava començant a menjar-se tots els altres colors. Com un pot de pintura que vessa, podies veure per exemple com les lletres del nom d’un bar abans escrites en vermell poc a poc es tenyien del mateix color que les parets. Amoïnada davant d’això va caminar durant hores i hores donant voltes per acabar comprovant que estava passant a tot arreu. Però la gent no semblava preocupada, fins i tot sentia sospirs profunds carregats d’alegria provinents de les persones. Així, amb el cap cot, va seguir caminant ara ja sense ganes de fer res. De sobte, en un dels carrers menys transitats va veure a un home que observava com el gris avançava sobre la bústia d’una casa. A la nena li va semblar veure una llàgrima baixant per la galta de l’home i per això va decidir acostar-s’hi.
-         - Per què passa això?- va dir la nena amb veu trista esperant rebre una resposta.
-              - Doncs deu ser perquè no hi ha equilibri... Hem volgut pintar massa d’un sol color sense tenir en compte de mantenir-los equilibrats. D’aquesta manera, com que ens acostumem a veure tant de gris oblidem l’existència del verd, blau, lila, groc, taronja...
-          - Però jo no oblido!- la nena va alçar la veu, espantada en sentir aquelles paraules, i deixant l’home enmig del carrer, va començar a córrer en direcció a casa. Un cop allà va agafar tots els dibuixos que havia estat fent durant els últims anys, celo i va sortir altre cop. Corrents enganxava els seus dibuixos a cada cantonada, sense deixar cap paret buida. Va recórrer tota la ciutat i al final del dia el cansament i la fatiga van poder amb ella, així que es va estirar al terra i va submergir-se en un profund son...

El soroll de passos i de gent parlant la van despertar. El primer que la va sorprendre més va ser veure persones alçant el cap, immerses en converses animades amb algun desconegut mentre els seus ulls, que semblaven més oberts que mai, es movien d’un costat cap a l’altre observant les parets. Tots els personatges exòtics dels seus dibuixos havien estripat la presó de paper a la qual havien estat condemnats des de que van sortir de la imaginació de la nena i havien ocupat tot el tros de paret que els hi pertocava. I el gris havia parat d’avançar. L’aire es respirava millor, ja no estava tan contaminat i les energies dels nous colors es perdien entre el vent i dibuixaven somriures sobre els rostres. La gent estava gaudint caminant pels carrers, ja no els importava aturar-se o descobrir una mica més que no pas el camí de sempre. A cada cantonada hi havia una nova sorpresa que valia la pena veure.
Des de llavors que totes aquestes criatures sobre paret encara hi són, donant la benvinguda a una ciutat jove i plena de vida.
I qui sap si durant la nit o en algun moment del dia s’escapen de les seves parets i visiten cases, teulats, terra, parcs i edificis?”










(Idoncs, quin és el vostre dibuix preferit? ;)

Espero que hàgiu gaudit de la lectura, tant adults com joves!
Consell que us dono? Continueu llegint i escrivint sobre tot allò que passi per davant vostre, és la millor manera d’aprendre. I no tingueu por de començar a caminar per carreteres que semblen abandonades, al final d’elles potser trobeu molt més del que us penseu. ^^


Ah! quasi m’endescuido! Em sembla haver sentit que heu preguntat per si havia vist algun koala. La veritat és que no i tinc tantes ganes com vosaltres de veure’n un. Espero que sigui d’aquí poc! Sé que no és el mateix però l’altre dia vaig anar a un museu i en vaig veure un de dissecat. Aquest koala també té una història. El seu nom és Sam i l’any 2007 hi va haver un foc aquí a Austràlia que va cremar una gran extensió de terreny. Quan les unitats de bombers van arribar després del foc per salvar tots els animals possibles, Sam es va acostar cap a ells i va deixar que un dels bombers li donés aigua per beure. Es va fer una foto d’aquest moment (més avall la podeu veure). Des de llavors es va convertir en símbol d’esperança i quan va morir van posar el seu cos dissecat al museu de Melbourne. 

martes, 10 de febrero de 2015

Tasmania; post 3

Mis días en Hobart han estado marcados por marineros, barcos de vela y océano. Una combinación que yo nunca hubiera imaginado el primer día que llegué a esta ciudad y entré en el hostel. Tengo ganas de compartirlo así que espero que disfrutéis y la magia de mi estancia llegue hasta vosotros.

Nada más entrar en el hostel me sentí muy bienvenida. La atmósfera era muy agradable y era fácil empezar una conversación mientras estabas cocinando la cena. Primero de todo fui a comprar los alimentos que necesitaba para sobrevivir seis noches en el hostel, del 30 de enero al 5 de febrero. Me pasé no sé cuánto tiempo en el supermercado y me di cuenta de lo enormemente difícil que es comprar en Australia cantidades mínimas a un precio más o menos razonable.

El sábado había el Salamanca Market, que yo tenía muchas ganas de ver. Se trata de un mercado artesano lleno de tiendecitas pequeñas. Fui con una chica de Holanda y un alemán. Por todos lados había cosas para probar así que aprovechamos la ocasión para hacer el aperitivo. Por la tarde estuvimos por el hostel y salimos de fiesta con unos cuantos en un bar donde hacían funky music. Muy buen ambiente.

El domingo había otro mercado que se llamaba Farmer’s Market. Fui con otra gente del hostel. Ellos continuaban para MONA (Museum of Old and New Art) pero yo preferí ir al Museo de Tasmania.  Me quedé unas dos horas en el museo en una exposición que había sobre las expediciones que se habían hecho de Tasmania hacia la Antártida. Me quedé alucinada. Ese continente tan perdido y del que apenas sabemos nada es en realidad el corazón del mundo. Las corrientes marinas llamadas Antarctic Circumpolar Current establecen el equilibrio de las aguas de la Tierra; el blanco del hielo devuelve a la atmósfera la mayor parte de los rayos de sol. Quién diría que todos estos detalles, vitales para la vida en la Tierra, están tan influenciados por la Antártida? A medida que iba leyendo me entraban unas ganas enormes de visitar este continente. Había videos en los que la gente que había pasado una temporada sobre sus tierras explicaban las impresiones que habían tenido. Podías ver como la emoción se les comía las palabras al contar lo que ellos llaman “Antartic Moment”. Según ellos es una sensación difícil de explicar que sólo se puede vivir al estar rodeado de los afilados icebergs, la translucidez del blanco y el azul del hielo… Todo tiene una claridad imposible de encontrar en cualquier otro lugar del mundo.
Así que al salir del museo estaba más en la Antártida que en Tasmania. En realidad no es sorprendente que haya una exposición de esta temática en Tasmania porque se encuentra bastante cerca de este continente.
Al llegar al hostel un chico francés propuso de hacer un paseo así que me apunté. Pasamos toda la tarde hablando descubriendo que compartíamos la misma afición por la Antártida. Incluso me dijo que podías apuntarte en un programa de jóvenes investigadores. Como veis, continuaba soñando con este lugar. Cenamos fish and chips y luego volvimos al hostel y nos acabamos los leftovers que yo tenía de la noche anterior.

El lunes fui a Port Arthur, que está a unas dos horas de Hoabrt con Yurena. Era su día libre y durante mi estancia en el bed and breakfast uno de los guests trabajaba en Port Arthur y nos dio entradas gratis para visitarlo. Port Arthur era una prisión. Inglaterra enviaba sus peores criminales a este lugar porque estaba alejado y era casi imposible escaparse. Una vez un prisionero intentó escaparse cubriéndose con la piel de un canguro muerto y haciendo ver que saltaba y así no ser visto. Lástima que el truco no funcionó y lo enviaron al Asylum: unas celdas en las que te pasabas un tiempo indefinido a base de pan y agua. Port Arthur finalmente tuvo que cerrar porque había más convictos en el Asylum que trabajando cosa que hizo que la fábrica/prisión no acabara de funcionar. Este lugar es también una de las razones por las que vine a Tasmania porque relata la historia de cómo Australia se fue poblando poco a poco.
Por la noche, al llegar al hostel, algunos chicos estaban tocando instrumentos y cuando acabaron me puse a hablar con ellos. Dio la casualidad que uno era del País Vasco. Fue interesante hablar con él sobre la relación que tiene el País Vasco con España. Lo pude identificar muy bien con la situación que tenemos entre Cataluña y el gobierno central.
Port Arthur

Las formas de las montañas más alejadas con el azul de fondo me hace pensar en un castillo excavado en roca. 

Al día siguiente, martes, fui a dar un paseo con el chico francés hasta llegar a la female factory, un lugar parecido a Port Arthur pero que estaba pensado sólo para tener prisioneras. Continuamos caminando y cuando llegó la hora de comer nos separamos porque yo llevaba mi lunch para hacer un picnic en uno de los parques de Hobart (el mismo donde estoy ahora escribiendo). Después de comer fui caminando en dirección hostel y me paré al ver un músico de calle tocando un instrumento que nunca había visto. A mi lado un hombre en bici se paró a escuchar también. Tenía el pelo canoso y largo y un colgante de madera alrededor de su cuello. Debería rondar los 50 años. Me acerqué a él y le pregunté si sabía qué instrumento era. Nos sentamos en el suelo a unos metros del músico y me contó que era un instrumento moderno, de sólo 4 años de antigüedad. De pronto el músico paró de tocar y nos dijo que no podía hacer música si estábamos allí hablando. Creo que le habíamos roto un poco la mística o la meditación en la que se encontraba mientras hacía la música. No lo acabé de entender pero seguimos caminando y nos paramos en un bar a tomar un café. Me explicó que era marinero, que había estado en la Antártida, que tocaba la flauta de Pan y que era escultor. Su nombre era Grant. Al cabo de unas horas se fue para ir a buscar su flauta y nos volvimos a encontrar en un parque en el medio de la ciudad donde tocó unas cuantas canciones. Seguidamente fuimos a cenar a un tailandés y quedamos para el día siguiente ir a visitar MONA.

La visita al museo fue súper divertida. MONA está lleno de arte abstracto y por eso es mejor no tratar de entender, sencillamente dejarse llevar. Si quieres a la entrada puedes coger una especie de ipod que te explica todas y cada una de las obras pero él me prohibió coger uno de ellos. Así que le hice caso. Como que él es de Hobart y ya había estado varias veces en el museo me explicó algunas de las obras. El fundador del museo es un millonario que tiene como hobbie coleccionar arte, y MONA es el resultado. Os recomiendo que echéis un vistazo a la página web.
Pasamos unas cuatro horas en el museo. Luego fuimos al hostel y nos preparamos la cena junto con otros chicos del hostel. Conocí a un chico que era medio alemán medio español. Igual que yo! Vaya casualidad! Hicimos una partida al billar. Durante el día Grant me había estado diciendo que de viernes a lunes se celebraba el woodenboat festival en Hobart. Muchos barcos de vela hechos de madera amarraban en el puerto de Hobart durante cuatro días y se organizaban múltiples eventos. Así que una idea bastante loca se empezó a formar dentro de mi cabeza…. Alargar mi estancia en Tasmania. Al despedirnos esa noche le pregunté a Grant si sería posible que yo viviera unos cuantos días en su barco. Aceptó y así es como al día siguiente empezó mi aventura de cuatro días viviendo en un barco de vela sin electricidad ni agua corriente.
Entrada del museo

Hmm.. interesante!

El ferrari que comió demasiado

La imagen muestra la digestión humana. Se alimenta la máquina tres veces al día y el alimento pasa por cada una de las fases de la digestión hasta que finalmente sale en forma de excremento. Qué locura, eh? La obra de arte se llama "Cloaca"

"La librería que vive". Esta obra de arte está hecha de tal manera que cada dos por tres trozos de cristal y de libro caen al suelo. 

El jueves me encontré con Yurena y fuimos a caminar a Mount Welington. Hacía un día precioso y había unas vistas espectaculares. Al bajar quedamos con Grant, fuimos cenar en una barra giratoria de sushi y Yurena nos llevó al barco que se encuentra en un puerto en un distrito un poco más alejado de Hobart. Debéis saber también que Grant se está preparando para hacer un viaje hasta Alaska así que el barco está en proceso de rehabilitación: herramientas aquí  y allá. El nombre del barco es Apache y como que lo ha estado arreglando aún no tiene el mástil puesto. Durante mi estancia no pude navegar pero fue increíble igualmente. Sabéis qué es levantarse por la mañana con el vaivén de las olas, salir a cubierta y sentir el sol combinado con el aire del mar? Te invade una sensación de felicidad y la única respuesta que puedes dar es una sonrisa.  
Yo en Mount Wellington

Mt. Wellington es considerado un lugar mágico. Era la montaña sagrada de los aborígenes.

Al día siguiente nuestro desayuno consistió en unas rebanadas de pan con mantequilla y bayas Goji por encima. Le ayudé a arreglar una parte del barco y a continuación cogimos las bicis para ir hasta Hobart. Grant está en contra de los motores; así que ni su barco tiene motor, ni tiene coche. Por eso las bicicletas! El problema era que mi bicicleta era bastante chatarra. Al llegar a Hobart respiré un aire muy diferente al de los días anteriores. En el puerto había muchos barcos piratas (yo los llamo así). Empezamos a caminar entre ellos y como que Grant es un conocido marinero nos invitaban a una copa a bordo de los barcos. Por la noche fuimos a uno que se llamaba Grandnuaile. Junto con otros marineros y entre ellos uno joven nos sentamos en un barco de remos e hicimos una vuelta por el puerto. Estuvimos unas cuantas horas. Grant, con su flauta de Pan se subía a los barcos y tocaba des de lo alto… Mágico. Al final cogimos las bicicletas y volvimos a Apache.
Feliz sobre Apache.

El barco lo construyó todo Grant. El que veis al lado también lo está reparando para venderlo y ganar dinero para su viaje. 

The wooden boat festival! Cómo lucen los mástiles de los barcos...

Al día siguiente dejamos mi bici en nuestro puerto y me senté detrás de Grant en su bici. Aquí no es muy típico llevar a alguien detrás así que la gente se giraba para mirarnos. Estuvimos paseando por el festival, oyendo música, conociendo otros marineros y por la noche volvimos a Grandnuaile. Salí de fiesta con dos chicos australianos y fue muy divertido.
Grant preparando el café sobre el barco. 

Al mirar esta foto desearía hacer un salto, enrolarme en la tripulación y surcar los mares a bordo del "Enterprize"

También barcos militares...


El domingo me enseño a ir en kayak. La idea era ir en kayak hasta el festival pero el agua estaba muy movida y el viento era fuerte así que yo fui caminando y él en kayak. Conocimos a un grupo de franceses que tocaban en la calle. Por la noche volvimos caminando acompañados siempre por la música de la flauta de Pan de Grant. 
Grant en su kayak a la que ha llamado cefalópodo. Hice la foto des del puente que se tiene que cruzar para llegar a Hobart. 

Black Swan

Lunes era el último día del festival. Cogí mis cosas del barco y me fui en bus hasta el hostel. Nos encontramos otra vez en el puerto. Había una cursa de veleros en la que competían los veleros que los niños habían construido el día anterior.  Era muy divertido ver como se caían al agua y se tiraban bombas de esponjas mojadas los unos a otros. El festival llegaba a su fin así que me fui a la entrada del puerto y me pasé horas y horas mirando como los barcos de vela salían del puerto usando el motor para llegar hasta el océano limpio con viento soplando. Una vez allí abrían sus velas y navegaban todos juntos hasta desaparecer tras el horizonte. De fondo las gaitas sonaban. Era como retroceder años atrás cuando sólo los pájaros de velas blancas se veían navegar entre las olas.
Esa misma noche nos despedimos durante la tarde porque yo tenía que poner una lavadora en el hostel. Por la noche nos encontramos en el hostel y preparamos la cena. Luego en bici fuimos hasta cerca del mar donde había un concierto y fuegos artificiales. Eso fue la despedida de Tasmania para mí. Al volver al hostel estuve hablando y pasé un buen rato con algunos de los chicos del hostel.
Al fondo todos los barcos de vela alejándose. 

Entremedio un hidroavión listo para alzar el vuelo

Los barquitos de los niños haciendo la cursa. La mayoría de ellos flotando al revés hihi

La solemnidad con la que se pasea por el océano te llena de calma y fuerza. 

Cambiar de perspectiva y ver el mundo des del agua. Será muy diferente? 

Hoy somos martes, y ahora sí, mi último día en Tasmania. Estoy segura que mañana por la mañana, sentada en el avión, mi corazón se encogerá. Por unas horas estaré alejada del mar, de barcos y me sentiré forastera en el aire. Des de ayer, que vuelvo a pisar tierra, tengo la sensación que todo se mueve como si me encontrara en un gran barco. Y quizás he estado toda mi vida viviendo en un barco porque tal y como Grant me ha ido repitiendo estos días "You are a sailor”. Aún no acabo de saber todo lo que se esconde detrás de esta frase pero puede ser que la voz salada del mar me esté envolviendo y poco a poco, sin yo darme cuenta, me esté arrastrando para pisar la tierra azul.